martes, 13 de diciembre de 2016

No sé si podría estar sin ti, porque bebé, tú me complementas

Idiota



**Lo que está en cursivas es lo que dice la carta de Ashton.

II. No sé si podría estar sin ti, porque bebé, tú me complementas.


Perdón.

-¡¿Qué demonios es esto?! – en Mike eran presentes las lágrimas. Su corazón dolía, su cabeza daba vueltas, respiraba con dificultad - ¡¿En dónde está?! ¡Ashton! ¡Ashton! – Corrió por todo el pasillo, después de haber buscado por todos los rincones de la habitación en donde horas atrás había dejado a Ashton junto a su madre - ¡Ashton!

Perdón, perdón, perdón.

El teñido estaba al borde de la historia absoluta.
-¡Joven, es mejor que guarde silencio! – una enfermera que pasaba por ahí lo enfrentó.
-¡¿En dónde está?! – Gritó, la mujer lo miró mal – Por favor… necesito saber en dónde está – la voz de Michael se quebraba con cada palabra.

Mil veces más perdón.

-Es mejor que se tranquilice.
-¿En dónde está? – sus ojos suplicaban una respuesta.

Lo lamento, Mike.

La enfermera lo condujo hacia las sillas que se encontraban en la esquina. Lo hizo sentarse y luego imitó la acción.
-Por favor… - Michael lloraba, estaba desesperado.

No es tu culpa. Lo juro.

Ni siquiera esperó a que el curso terminara. Desde el momento en que abandonó la habitación de Ashton sabía que algo malo ocurriría, pero fue tanta la insistencia de sus amigos y del mismo rizado para que asistiera al curso que terminó accediendo. Sin embargo; sabía que algo malo ocurriría, salió sin avisar. Fue directo al hospital para encontrarse con una habitación desocupada.
-El joven Irwin fue dado de alta esta mañana – comunicó la enfermera.
En Michael todo era confusión. ¿Dado de alta? ¿Estaría en casa? ¿Por qué no le avisó?
Sin agradecer a la enfermera salió del lugar y fue directo hasta la casa que compartían. El camino fue demasiado largo… o al menos así lo sintió él. Apenas estuvo en casa llamó a gritos al rizado.
-¿Mike? – ese era Calum, quien no entendía por qué su amigo llamaba a su novio cuando éste aún estaba en el hospital.
El teñido, por su lado buscaba con desespero a Ashton.
-¡Ashton! – Sus ojos viajaban de un lado a otro en busca de alguna señal del muchacho de mirada hazel - ¿Dónde…? ¿Ashton…?
Nada. No había nada del muchacho. Sus pertenencias, su presencia…
Nada.
Su mirada se posó en la mesita de noche donde reposaba un sobre que llevaba su nombre escrito con la caligrafía de su novio. Eso no era buena señal. Con pasos inseguros se acercó lentamente hasta estar frente al sobre. Con manos temblorosas comenzó abrirlo.

A estas alturas ya debes de saber que no solo he abandonado el hospital sino también la ciudad.

Las lágrimas le impedían seguir leyendo. Dolía. Todo dolía.
-¿Mike? – Calum lo había seguido.
-Se ha ido, Calum… - la voz de Mike apenas era audible.       

He regresado a Australia. Sé que esta no es la mejor manera de despedirme pero si lo hacía en persona me derrumbaría y lo último que quiero es hacerte sufrir.

-¿A dónde? ¿Por qué? – el moreno tenia abrazado al teñido, quien se había dejado llevar por el llanto y el dolor.
-¿Qué sucede? – Luke llegó hasta con ellos, en su mirada había confusión.
-Ashton se ha ido.
-¿Qué? ¿A Australia? – el rubio frunció el ceño - ¿Por qué?
-Me quiere lejos de su vida y no sé por qué – el teñido hipó, separándose del moreno.
-Eso no es algo que Ashton haría, algo ocurrió – el rubio comenzó a marcar el número de su amigo, pero éste no respondió.                                     

Es mejor… que todo termine. Eres un gran chico, Mike. Mereces a alguien que valga la pena. Alguien que te haga feliz.

-Tengo que regresar a Australia – Mike se levantó dispuesto a ir en busca del rizado.
-No puedes – Calum frunció el ceño – faltan dos días para que el curso termine. No puedes tener una falta más o perderás la pasantía.
-Mi futuro no me importa si Ashton no está a mi lado – musitó, con la mirada en el piso.
-Ash no responde – Luke comentó cuando llamó por tercera vez a su amigo.

Mike no me busques porque me alejaré de ti.

-Por favor… tengo que ir a buscarlo… - Mike los miraba suplicante. Calum y Luke se mantenían firmes – necesito saber qué le ocurrió, el por qué tomó esa decisión.
-Lo siento, Mike – Calum le dio un afectuoso apretón en el hombro – tal vez necesita tiempo para asimilar lo que sea que le hayan dicho en el hospital.
Luke y Calum salieron de la habitación, dejando a solas al teñido, quien se hizo bolita sobre la cama.
Apretaba fuertemente la carta, nuevas lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas.
-¿Por qué, idiota? – susurró, ahogando un sollozo con la almohada, ésta aún contenía el aroma del castaño.

Sé feliz.

De algo estaba seguro. Jamás sería feliz sin Ashton.

Gracias por todo.

Tenía que saber el motivo del porqué se había ido. ¿Qué demonios le habían dicho en el hospital? Mike estaba maquinando un plan en su mente. Iría por Ashton. Lo buscaría. Y le pediría una explicación.

Te quiero mucho.
Ashton.

[…]

Tumor.
Mike estaba aturdido. Esa palabra estaba en su mente y se repetía una y otra vez. Y ahora todo tenía sentido.
Desde la mañana Calum no se le había despegado hasta el momento en que cada uno se fue a su respectivo curso. En cuanto Mike no estuvo a la vista del moreno se escabulló de la universidad y se fue directo al hospital en busca del doctor que trató a Ashton. El doctor lo reconoció en enseguida y le comentó lo sucedido.
El teñido había entrado en una especie de trance.

Un tumor a causa de un accidente en donde recibió un fuerte golpe en la cabeza.

-Yo le hice eso…
Michael tenía ganas de llorar, gritar, patear a alguien. Por desgracia él era el culpable del estado de Ashton y no sabía cómo remediarlo. El rizado estaba en peligro por su culpa, lo mínimo que podía hacer era pedirle perdón, aunque con eso no le quitaría el maldito tumor.
El ojiverde se cubrió el rostro con ambas manos.
-Esto está mal…
Nuevas lágrimas comenzaban a deslizarse por sus pálidas mejillas. Una voz en el fondo le comunicó que su vuelo estaba por salir. Se encaminó hacia allá. Pronto estaría con Ashton.

[…]
                                                                                                     
Cuando Ashton le había escrito que no lo buscara porque se alejaría, Mike creyó que no lo decía en verdad, pero se equivocó. Ashton lo estuvo evitando todas las veces que él intentó acercarse. Mike estaba desesperándose, al rizado lo operarían en dos días y él tenía que hablarle. Tenía que verlo, tocarlo, besarlo…
Con pasos decididos llegó hasta la casa del rizado, miró hacia la ventana y lanzó pequeñas piedras para hacer salir al chico. No tuvo que esperar mucho, con suerte el rizado estaba en casa. Se asomó y vio al pelirrojo con guitarra en mano.
-¿Mike…?
-Escúchame, por favor. Solo quiero… quiero disculparme y… - no encontraba las palabras perfectas para expresar lo que sentía, por algo había inventado su súper-código, su mano derecha distraídamente subía y bajaba rasgando las cuerdas de la guitarra reproduciendo una melodía suave. Ashton se sintió en un extraño dejá vú.
Mike lo miraba fijamente.
-Ashton sin ti no soy nada. Eres mi… todo.
Mike estaba recargado del árbol que estaba en el jardín trasero tocando esa melodía suave sin sentido mientras Ashton lo miraba fijamente tratando de mantenerse firme en su decisión, aún asomado desde la ventana de su habitación.
-Mike…
-Desde… el día en que te vi sentí como que… ya te conocía – el teñido le sonrió – Un minuto fue suficiente y ya sentía quererte…
El rizado se mordió el labio inferior. No quería parecer una adolescente al borde la histeria pero pronto lo estaría si Mike continuaba con su serenata. Porque eso estaba haciendo en esos momentos, Mike le estaba cantando.
-Me encanta que seas tan anormal – Ashton sonrió, sonrojándose al instante. Una serenata no sería genial sin el código de Mike – De repente dices cosas que me vuelan la mente...
Ashton recordó el momento cuando le propuso compartir habitación en la casa de Londres hasta que le trajeran su cama. Se sonrojó aún más.
-Y ya eres mi persona favorita… Cada minuto a tu lado es genial… Y no hay nadie en el mundo mundial que ame más que estar contigo… Cada momento lo haces especial…
-Oh, Mike… - a Ashton se le asomaban las lágrimas.
-Tú eres mi persona favorita… Y aunque no siempre lo ando diciendo es buen momento de decirte que…
Mike dejó de tocar, agarró el megáfono que descansaba en el suave pasto.
-¡Te quiero! – La voz del teñido resonó. Ashton sintió su corazón encogerse - ¡Te quiero, te quiero! ¡Y siempre así será!
Mike lo había dicho.
Sin usar el código.
Y Ashton. Él. Él no estaba seguro de haber escuchado bien a Mike.
-¿Qué? – parpadeó un par de veces. En realidad si lo había escuchado perfectamente solo quería escuchar una vez más para asegurarse de no estar en una especie de sueño.
Mike carraspeó. Lo miró fijamente mientras llevaba el megáfono hacia la altura de su boca.
-¡Te amo, Ashton!



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