domingo, 18 de diciembre de 2016

Capítulo 40. Tiempo

Idiota

Capítulo 40. Tiempo


Y ahí estaba, nuevamente, Ashton en las afueras de la casa de Mike. Lo cierto era que se sentía atraído hacia el muchacho, ahora pelinegro. Había algo de él que lo hacía extrañarlo. Y era raro. Pero aún así, ahí estaba en el patio lanzando pequeñas piedras hacia la ventana de la habitación de Mike.
-¡Mike! – llamó. A la tercera pedrada fue cuando el aludido por fin se asomó.
-¡Ashton! – Saludó efusivamente, tirando, sin querer, una cubeta con agua que descansaba en el marco de la ventana - ¡Lo siento! – se disculpó de inmediato cuando vio que el contenido de la cubeta había caído sobre el chico rizado.
-Genial… - gruñó, quitándose el excedente de agua con las manos.
-Lo siento – esta vez, Mike sonreía. Llegó hasta su lado – seguramente Julieta le hizo lo mismo a Romeo.  
También se dan besos de reconciliación.
Ashton sintió una sacudida en su cerebro. Estaba seguro que esa era su voz, pero no recordaba haberlo dicho y tampoco estaba seguro haberlo pensado en algún momento, además, ¿Por qué lo diría? ¿Besos de reconciliación? ¿Y por qué pensaría o diría algo relacionado con besos con Mike presente?
Ashton comenzó a marearse.
-¿Estas bien? – Mike frunció el ceño.
-Yo… ¿Ya habíamos hecho esto antes? – quiso saber.
-Emh… y si digo que en esa ocasión fue intencional el arrojarte el agua ¿te enojarías? – Mike hizo un gesto de incomodidad.
-¿Y por qué lo harías?
-Digamos que… estábamos reconciliándonos.
-¿De qué? ¿Te hice algo? – Ashton estaba desesperado por saber.
-Oye, tranquilo – Mike lo tomó de los hombros – es mejor que subamos y te de algo de ropa seca o te resfriarás.
Ashton hizo un mohín con su nariz.
-Bien – musitó, derrotado.
Una vez en la habitación de Mike y con ropa de éste puesta, Ashton se encontraba sentado en la cama, observando con atención las paredes. Mike había ido por un poco de agua. El rizado se levantó y se dirigió hacia el escritorio que estaba en la esquina, una foto en un bonito portarretrato le llamó la atención. Estaban los cuatro. Luke, Calum, Mike y él. Sonreían. Ashton alzó una ceja, en la esquina del marco había una foto pequeña, parecía ser una de las cuatro fotos que salen en las  tiras de fotos de las cabinas ferias. Ashton miró con atención. Eran Mike y él. Ambos sonrientes. Más o menos. Mike mostraba la lengua.
El rizado parpadeó un par de veces, un vago recuerdo queriendo salir a flote pero al final no lo hizo. Ashton se sintió frustrado ante eso. Un maullido lo hizo sobresaltar. Era Hércules.
-Ey… - saludó, nervioso.
-He llegado – anunció Mike, con una enorme sonrisa – Hércules, no puedes estar aquí…
El felino miró a Ashton.
-Creo que te ha extrañado – confesó.
-Yo… soy alérgico a los gatos.
-Lo sé – musitó Mike. Hércules salió de la habitación.
Ambos se sentaron en la orilla de la cama, Ashton jugaba con sus manos el vaso con agua que Mike le había ofrecido.
-Es extraño… ¿sabes?
-¿Qué cosa?
-Estoy cómodo a tu lado… pero no recuerdo haber sentido esto antes… y… no lo sé, es extraño.
Michael se mordió el labio inferior.
-No lo es, créeme – el ojiverde buscaba la mirada del rizado, pero éste se empeñaba en ver el vaso.
Ashton suspiró, levantándose de la cama. Observó el poster que estaba pegado en la pared de enfrente.
-¿Green Day? Recuerdo que darían un concierto. ¿Asistí? – el rizado lo miró a los ojos.
-No lo hiciste – el de mirada hazel frunció el ceño. La información concordaba con la que le dijo Melisa.
-Tenía boleto.
-Lo perdiste… - Mike no estaba muy seguro si revelarle lo que en verdad pasó con ese boleto, así que le dio la versión que él sabía originalmente – ambos nos quedamos en el internado y lo vimos en la televisión.
-¿Perdí el boleto? – Agrandó los ojos – qué… idiota – soltó una sonrisa.
A Mike le brillaron los ojos, se sintió nostálgico ante la palabra. Y pensar que hasta hace poco días al dirigirse hacia Ashton con su código lo hacía sentir pleno. En esos momentos ni de broma podría hacerlo. El rizado estaba comenzando a confiar en él. No podía simplemente retroceder en el tiempo y volver a lo de antes. Ashton se alejaría si comenzaba a dirigirse con el código porque no lo recordaba.
-Me gustaría recordar – Ashton confesó, quedito. Su mirada fija nuevamente en la fotografía del retrato – es como si una parte de mí se hubiera muerto en la sala de operaciones. No recuerdo nada de la relación que mantuve con Melisa, de cómo fue que Luke decidió estudiar en el internado y terminó siendo nuestro compañero de habitación. Quisiera saber cómo fue que me uní más Calum, pero sobre todo… - observó a Mike. Esta era la parte difícil y confusa. ¿Cómo explicarle al muchacho que tiene frente a él que hay algo que hace extrañarlo y querer siempre estar a su lado sin que suene tan… gay? – Tú.
-¿Yo? – Mike parpadeó un par de veces.
-Me confundes, eso es todo – se encogió de hombros.
-¿Lo… siento?
-Olvídalo – Ashton hizo un gesto con su mano – debo… irme.
El rizado no esperó respuesta. Salió de la habitación con pasos apresurados y luego de la casa. Cuando llegó a la suya su mente era un torbellino de ideas y confusiones. No sabía lo que le ocurría y eso lo hacía sentir frustrado.
En cambio Michael se quedó llorando en su habitación. Estar cerca de Ashton y que éste no lo recordara le dolía en demasía.
[…]
Mike no se daría por vencido, cada vez faltaba menos para que él regresara a Londres y Ashton se internara en la clínica. Tenía que ayudarlo a recordar. Era por eso que se encontraba ahí, en la habitación del rizado.
-Ashton… ¿Qué haces? – el teñido tenía una ceja levantada y media sonrisa pintada en su rostro al ver al rizado debajo de la mesa.
-Pensando.
-Lo puedes hacer desde acá, te lo aseguro – dio un par de palmaditas sobre el colchón, justo a su lado.
-Nah, pienso mejor debajo de la mesa – afirmó. 
Mike sonrió ampliamente.
Un sonido de notificación se escuchó desde la laptop del rizado, éste se levantó rápidamente.
-¡Es Luke! – Anunció al teñido – Hola, amigo, ¿Cómo te va?
-Mal – gruñó el rubio del otro lado de la pantalla - ¿Quién es ese de ahí? Ashton, no dejes entrar a indigentes a tu casa y menos a tu habitación.
-Já, já, muy gracioso, principito – gruñó Mike, entrecerrando los ojos.
Luke rodó los ojos, Ashton frunció el ceño.
-¿Cómo va tu memoria, Ash?
-Sigue de floja – se quejó – Sigo sin recordar y…
-Hola, chicos – Calum se asomó por la espalda del rubio.
-Demonios, Calum, ¿Cuántas veces te diré que dejes de acosarme?
-Pero si te gusta que lo haga, no sé por qué te quejas – el moreno rodó los ojos.
Ashton y Michael rieron ante la pequeña discusión que comenzaron sus dos amigos.
-Oigan, chicos, dejen la tensión sexual para después – sugirió el teñido - ¿Todo bien por allá?
-No y lo sabes – Calum le mandó una mirada significativa a Mike – el tiempo se acaba, no puedo seguir mintiendo y lo sabes.
-Lo sé, solo… un par de días, ¿de acuerdo?
Luke y Ashton fruncieron el ceño.
-Es todo lo que podemos hacer, aunque quisiéramos darte más tiempo no se puede. Esta fuera de nuestras manos.
-Bien – gruñó.
Ashton entendía cada vez menos. Y se sentía excluido, pareciera como si ellos estuvieran hablando en una especie de código secreto y él no fuera parte de eso. Conforme avanzaba la conversación Ashton se convencía que, efectivamente, ellos estaban hablando en clave.
-Mike… ¿ya convenciste a tu chico? – Calum jugueteó con las cejas.
-Oye… - Luke le dio un codazo, ceñudo.
Algo hizo click en Ashton. ¿Su chico? ¿A Mike le gustaban los chicos? ¿Tenía novio? ¿Podría ser Luke? Eso tenía sentido. Demasiado si lo analizaba. El rizado veía a Luke y luego a Mike, en su mente formaba hipótesis sobre lo que podría haber entre ellos. La palabra principito le vino a la mente. Luego recordó a Hércules. Mike le dijo que alguien muy especial se lo había regalado. ¿Ese alguien sería Luke? ¿Luke y Mike? Se sintió mareado y asqueado. No le gustaba cómo sonaba eso.
-Mike… deberías hacer algo al respecto – Luke le gruñó un ojo – muy pronto estarás por acá.
-Sí, Luke ha estado insoportable – Calum rodó los ojos.
-Oh, ¿Me extrañas principito? – se burló Mike.
-Pues…
La comunicación se vio interrumpida cuando Ashton cerró la laptop, sorprendiendo al teñido.
-¿Qué pasó? – cuestionó, parpadeando un par de veces. El rizado estaba ceñudo.
-Nada.
-Ashton…
-Es mejor… que te vayas.
Mike frunció el ceño. Había algo raro en Ashton. Jamás lo había visto de esa manera y le asustaba.
-¿Hice algo que te molestara? – Mike trató de acercarse pero Ashton se alejó.
-Vete Michael.
El aludido lo observó detenidamente. Las palabras le dolieron, pero por el momento lo único que se le ocurría era hacer lo que le pedía.
-De acuerdo.
Michael salió de la habitación y Ashton sintió un enorme nudo en el estómago. Algo estaba mal y no entendía por qué se había sentido de esa manera. Estaba furioso. Lo primero que tuvo al alcancé lo arrojó a lo lejos. El trofeo de natación, que se había ganado en el torneo infantil a los ocho años, se estrelló en el closet, dejando caer una caja de madera. Frunció el ceño. Se acercó lentamente, la sostuvo entre sus manos. Su mirada se quedó fija en el lugar de donde había caído. Alzó una ceja. No recordaba haber buscado en ese compartimento ese día cuando buscaba indicios de su pasado. No le dio importancia, se sentó en el suelo y abrió la cajita.
Dentro encontró unos papeles de un refugio de animales, una tira de fotos y un boleto.
-¿Green Day? – susurró al leer el boleto.

-Tenía boleto.
-Lo perdiste…

Ashton frunció el ceño. Algo no encajaba. ¿Cómo podría perder un boleto de un concierto tan esperado? Además, si estaban en la cajita de madera, ¿Cómo era posible que no lo hubiera recordado? ¡Eso no tenía sentido!

-Ambos nos quedamos en el internado y lo vimos en la televisión.
-¿Perdí el boleto?

¿Prefirió ver el concierto en televisión a ir en persona? Observó detenidamente el boleto, definitivamente era genuino. Ashton no sabía qué pensar al respecto. Su mirada se desvió hacia las otras cosas que sacó de la cajita. Leyó con atención las hojas del refugio de animales.
-¿Qué demonios…? – la hoja decía claramente que él había adoptado a una gatita con la misma descripción de Hércules.
Alguien muy especial me la regaló. Las palabras de Mike llegaron hasta su mente.
Su respiración comenzó a acelerarse.
-Tranquilo Ashton. Tú no… tú no harías algo así, eres alérgico a los gatos… pero esta hoja dice que sí y… - había algo más, con su puño y letra decía que el nombre de mascota seria: - “Hércules…”.
Ashton se levantó rápidamente, soltando las hojas como si le quemaran las manos. Tiene miedo. Miedo de descubrir algo que no le guste. Mira con terror la tira de foto que descansa boca abajo en el suelo. ¿Y si en esa foto esta ese “alguien especial” del que le habló Melisa?
Con pasos inseguros Ashton se acerca a su objetivo. Lo levanta y lo observa detenidamente.
-No puede ser…
Agranda los ojos.




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