Idiota
Capítulo
32. Socializando con el enemigo
-Te lo advierto – Ashton frunció el ceño, le apuntó
con el dedo índice – Ese chocolate es mío, yo pagué un billete por él… no
puedes simplemente quedártelo – El rizado pegó su frente en el vidrio de la
máquina expendedora, viendo del otro lado la barra de chocolate que tanto
ansiaba - ¡Vamos, por favor! ¿Sí? Te prometo que te amaré toda la vida… solo te
pido ese delicioso y suculento chocolate… di que sí, cariño…
-Ejem… - una voz a su espalda lo hizo girar
lentamente. Una muchacha de cabellera larga y rubia lo miraba con una sonrisa –
Lamento interrumpir tu… lo que sea que tengas con las maquinas, no soy nadie
para juzgarte, en serio… pero… ahora es mi turno de darle cariñitos. Lo siento, esa máquina no es fiel a una sola persona –
le guiñó el ojo. Ashton alzó una ceja, pero aun así se hizo a un lado – Oh, veo
que hay un problema aquí.
-¿Qué?
-¿Esa es la barra de chocolate por la que pagaste? –
la muchacha señaló hacia el chocolate que estaba atorado a medio camino.
-Sí… - el rizado hizo pucheros - ¿Me ayudarás a
bajarla?
-Yo también quiero una.
-¡Esa es mía! – Ashton abrazó la máquina, impidiendo
que la rubia siquiera se acercara a la última barra de chocolate.
-Tranquilo, enano – la muchacha lo inspeccionó
detenidamente.
-¡¿A quién demonios llamas enano?! Solo eres más alta
que yo por… por… cinco centímetros.
-Ajá – canturrió – El punto es que esta máquina es a
la única a la que le surten este tipo de chocolate.
-Lo sé, ¿a quién demonios no le gusta el chocolate
amargo? – el rizado aún seguía abrazando protectoramente a la máquina.
-En fin – la muchacha se encogió de hombros – si te
ayudo a sacarlo tendrás que compartirme, al menos la mitad.
Ashton se debatía en compartir su chocolate, porque
vamos, él pagó, él vio la última pieza, él llegó primero… pero sin su ayuda no
tendría chocolate. Mordió su labio inferior pero después de varios segundos
asintió lentamente, alejándose de la máquina.
-Bien…
La muchacha hizo algunas maniobras con algunos botones
y después de varios intentos la última barra de chocolate se deslizó lentamente
hasta caer en el compartimento de salida.
-¡Yei! – Ashton jadeó, metiendo su mano y sacando tan
preciado tesoro.
-Listo – la muchacha sonrió – ahora, a compartir – le
extendió la mano.
El rizado miró la mano de la muchacha y luego al
chocolate, luego nuevamente hacia la mano.
-¡Adiós! – sin pensarlo mucho, corrió en dirección
contraria, ni loco compartiría esa barra de chocolate, quien sabe cuándo
volverían a surtir.
-¡Ven acá enano gandaya! – la muchacha salió detrás de
él.
Ashton siguió corriendo hasta que sintió un bulto caer
sobre su espalda.
-¡Nooo! – gritaba entre risas, mientras la muchacha,
quien seguía sobre su espalda trataba de quitarle el chocolate.
-¡Dame mi parte, enano!
-¡Soy Ashton! – Aclaró en un ataque de risas - ¡Y no
te lo daré! Es mioooo…
Siguieron forcejeando hasta que un carraspeo los
interrumpió. Ambos se quedaron quietos casi al instante. Ashton reconoció el
par de zapatos que tenía frente a él.
-¡Mike, ayuda! La bruja
me quiere robar mi chocolate – el rizado extendió su mano mostrándole al
aludido el dulce.
-¡Me llamo Úrsula! – La rubia trató de alcanzar el
chocolate, pero Mike fue más hábil - ¡Eso no es justo! – Refunfuñó levantándose
- ¡Trajiste refuerzos!
-¡Gracias, Mike! – el rizado se abrazó de él. La
muchacha rodó los ojos
-Aún me debes la mitad de ese chocolate – recordó
antes de darse la vuelta e irse.
El teñido no despegó la mirada de la muchacha, quien
se alejaba mientras hablaba por el celular.
-¿Haciendo nuevos amigos? – cuestionó, separándolo
lentamente.
-¡Es una ladrona de chocolates!
-En realidad… no – el teñido le mostró el dulce.
Ashton sonrió abiertamente.
-Eres mi héroe – le dio un casto beso en los labios.
[…]
Cuando Ashton llegó a su curso, aún no llegaba el
profesor, además de ese pequeño detalle se percató que había más alumnos que
los días anteriores.
-¡Ashton! – Calum llegó a su lado – Hubo un reacomodo
de alumnos, al parecer me tocará tomar el curso contigo – sonrió.
-Definitivamente la vida odia a Mike – dejó salir,
sonriente, recordando la conversación que mantuvo con su casi novio aquel día
en su habitación.
Ambos amigos se sentaron en una esquina, conversando
sobre cosas sin importancia hasta que sintieron una mirada sobre ellos.
-¡Enano gandaya! – Úrsula estaba frente a ellos.
-No puede ser – Ashton cubrió su rostro con ambas
manos,
-¿Quién es ella…? – Calum miraba con adoración a la
muchacha.
-Es una bruja roba chocolates – respondió.
-¡Soy Úrsula y no me he robado nada! – la muchacha
puso sus manos en jarras.
-Hola… - Calum se levantó, mirándola fijamente – yo
soy Ashton… él es Calum… emh…
El rizado soltó una sonrisa.
-Encima de enano, mentiroso. ¡Te llamas Calum! –
Ashton borró su sonrisa.
-¡¿Qué?! No… él es…
-¡A sus lugares! – el profesor llegó en esos momentos,
interrumpiendo a los muchachos. La muchacha giró sobre sus talones para ir a
buscar un lugar libre.
-Ash…
-Dime.
-Creo que me he enamorado – soltó Calum, viendo a la
muchacha sentarse a dos asientos delante de ellos.
[…]
Mike caminaba por los pasillos hacia el aula en donde
estaba Ashton, había salido temprano de su curso y quería darle una linda
sorpresa a su casi novio, a quien
engañamos, a su novio completo. Además, no le había agradado mucho aquella
muchacha, ¿Quién demonios se creía para poder siquiera tocar a su novio? A tan
solo unos pasos para llegar a su destino vio que los alumnos salían, decidió
esperarlo al pie de la puerta.
Ya habían salido la mayoría y comenzó a preocuparse al
no ver al rizado, se asomó y no vio a nadie más. Frunció el ceño. Justo cuando
se preguntaba internamente en dónde podría estar le llegó un mensaje de Calum.
Estamos en la enfermería.
Michael rogaba porque todo estuviera bien. Corrió sin
detenerse, teniendo un mal presentimiento.
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