lunes, 5 de diciembre de 2016

Capítulo 30. En Londres.

Idiota




Capítulo 30. En Londres.


[Mike]

Disfrutábamos de los últimos días de vacaciones, en un par de días más viajáremos hacia Londres, es por eso que en estos momentos decidimos pausar las clases de bici y no es por presumir pero me puedo considerar un experto en el ciclismo.
-¿Te sientes mejor? – pregunto al fenómeno, quien en estos momentos me tiene abrazado por la cintura. Algunas personas nos miran raro pero hemos aprendido a ignorarlos.
-Sip, cuando estoy contigo… todo malestar desaparece – me da un casto beso en la nariz.
-¿Podrían ser menos cursi? – Calum rueda lo ojos. 
-Sí, empalagan, ew – el principito arruga la nariz de manera graciosa.
Más graciosa es la escena, los cuatro estamos tumbados en el césped del parque que se ha convertido en nuestro punto de encuentro. Calum se encuentra a mi derecha y el principito a la izquierda del fenómeno. Nos quedamos aquí porque simplemente se nos dio la gana.
-¿Creen que en Londres podamos encontrar un lugar como este? – soltó el principito.
-En todos los lugares debe de haber algo en donde holgazanear – respondió Calum.
-La señora esa, ¿Cómo se llama? ¡Martha! ¿Estará bien de los cinco sentidos?
-¿Lo dices porque nos ha dejado vivir en una de sus tantas casas? – pregunto.
-Es porque no nos conoce – confesó el fenómeno y todos reímos. 
-Espero que sí haya cuatro habitaciones y no dos – el principito frunce el ceño.
-¿Preocupado? – sonrío mordazmente.
-¡Pues claro! Tu amigo tiene la maldita costumbre de andar desnudo cada vez que puede – reclama, alzo la ceja, ¿Cómo sabe eso de Calum? – es más que claro que si hay que compartir habitación me tocará con él, ni loco me dejarías dormir con Ashton.
-No es un crimen andar desnudo, nuestros antepasados solían andar así… - Calum frunce el ceño.
-Tienes razón, el único que puede dormir con Ashton soy yo – sonrío de lado. Ignorando la pequeña discusión que acaban de comenzar el principito y mi mejor amigo.
-¿En verdad te sientes mejor? – insisto. Últimamente el fenómeno ha estado sufriendo de ligeros dolores de cabeza.
-Lo estoy, Mike – me da un casto beso en los labios.
[…]
Calum me escudriña con la mirada, luego sigue empacando sus cosas, vuelve a acosarme con su mirada.
-¿Podrías dejar de violarme con tu mirada? Te recuerdo que tengo novio – suelto.
-Casi, es la palabra clave – alza su dedo índice. Frunzo el ceño – Y respondiendo a tu pregunta, no te violo con la mirada, es solo que tienes algo distinto.
-El cabello sigue siendo rojo – me encojo de hombros.
-No, no es eso – achica los ojos lo que lo hace ver más gracioso.
-No sé de qué hablas… ¿podrías llevar tus videojuegos? No creo que sobreviva sin el FIFA.
-Creí que Ashton era tu fuente de vida – suelta mordazmente.
-Imbécil… - suelto.
-Oh, creí que solo Ashton era el dueño de esas palabras, me siento especial.
Esta vez no puedo evitarlo, me lazo sobre él, ambos caemos en su cama. Él debajo de mí.
-¡Tus ojos! ¡Eso es!
-¿Qué?
-Tienes un brillo diferente en tus ojos.
-No, claro que no – siento un calor en mis mejillas, salgo de la cama.
-No me mientas, Mike. Tú y Ashton ya se dieron duro contra el muro – sonríe, jugueteando con sus cejas.
-No…
-O mejor dicho… te dio duro contra el muro – soltó una carcajada.
-¡Agh! Cállate – le aviento la almohada.
[…]
La escena frente a mi es peor que las telenovelas, en serio. Nuestras madres han decidido despedirnos en el aeropuerto y están llorando.
-Te llamaré todas las tardes… y los fines de semana – le recuerdo a mi madre.
-Michael sino me llamas, yo lo haré, sabes que lo haré y no será…
-Lo sé, mamá – le sonrío, abrazándola.
-Oh, mi niño, ya no eres un niño… - sorbe su nariz. Le seco las lágrimas.
-Te extrañaré – confieso, bajito.
-Y yo a ti, tesoro – me acaricia la mejilla – oh, Ashton, ven aquí, cariño…
Y ahora soy un cero a la izquierda, mi madre ya no me dirige la mirada. Los abrazos ahora son para el fenómeno. Sonrío de lado.
Alguien tira de la manga de mi camisa de cuadros.
-¿Harry? – llamo, al ver al hermano menor del fenómeno a mi lado.
-Gracias… - murmura, su mirada fija en los cordones desamarrados de sus vans. No estoy seguro a qué se refiere – por salvarme de la hiedra venenosa, ese día…
-No hay problema, Harry.
Y sin más, el pequeño me abraza. Siento mi pecho inflarse de orgullo. Y pensar que el pequeño Harry me odiaba.
-¿Cuidarás de mi hermano? – pregunta al separarse.
-Todos los días – aseguro.
-Tú lo quieres mucho, ¿verdad? – giro mi mirada hacia donde está el fenómeno. Mi madre aún sigue abrazándolo y murmurándole cosas al oído.
-Con toda el alma – esperen… ¿lo dije en voz alta?
Harry sonríe de lado.
-¡Mike! – Esa es Lauren, quien llega hasta mi lado, dándome un abrazo de mamá osa – ya no pude ayudarte con Ashton – hace un puchero – pero se lo pedirás, ¿verdad?
-Encontraré el momento, ya lo verás.
-Y me contarás todo, ¿cierto?
-Emh…
-Todo, Michael. Todo.
-De acuerdo – sonrío.
-¿Listo, Mike? – el fenómeno llega a mi lado, tomándome de la mano.

Por supuesto que no estoy listo. Justo en estos momentos estoy casi seguro que la mano del fenómeno quedara como papilla si sigo apretándola de esta manera, pero es que… ¡jamás he viajado en avión! Me susurra palabras que de alguna manera logran tranquilizarme.
Después de lo que me parecieron años, logramos llegar a Londres. La casa que será nuestro nuevo hogar por los próximos cuatro años es de dos pisos. Arriba están las habitaciones y abajo la sala de estar y la cocina.
Al llegar al segundo piso, nos percatamos de un pequeño detalle. Las habitaciones aún no están del todo instaladas. La primera no tiene ventana, la segunda no tiene cama, y de acuerdo a la llamada que le hicimos a la dueña de la casa tardarán al menos dos semanas en traerla. La habitación del fondo, que es la más grande que las demás, tiene un baño y al parecer esta completa al igual que la última habitación
-Yo pido la habitación del fondo – Calum corre, el principito detrás de él.
-No, Calum. Yo quiero esa habitación, necesito el baño más que tú…
-Aléjate, Hemmings…
Suspiro, negando con la cabeza. Un día de estos, terminaran matándose.
-Solo quedan tres habitaciones – anuncia el fenómeno – una no tiene cama, la otra no tiene ventana y una al parecer está completa.
-Yo quiero la completa – refunfuña el principito, al parecer mi mejor amigo le ha ganado la habitación.
-Cuál es tu gran explicación como para que te la pueda dar – frunzo el ceño.
-Tengo problemas con la espalda, no puedo dormir en el piso.
-Yo puedo dormir ahí – se ofreció el fenómeno. ¿En serio le creyó así como así al principito? Ruedo los ojos.
-Debo confesar que la oscuridad me da miedo – continúa con sus patéticas excusas el principito – así que una habitación sin ventana no es una opción.
Gruño.
-Mike, puede tomarla.
-¿Qué? – esperen… ¿Qué?
-Gracias, chicos.
Con una sonrisa ladina, el muñequito de ojos azules se dirige a la única habitación que al parecer no tiene problemas.
-¿Qué demonios, Ashton? – frunzo el ceño.
-¿Puedo dormir contigo mientras traen una cama a mi habitación? 
¿Cómo podría negarme a semejante petición?
Sonrió de lado.


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