Idiota
Capítulo
24. Clases de bici con
analfabeto
[Mike]
-¡¿Mike, estás bien?! – ese es el fenómeno
preguntándome sino me he roto algún hueso o el cerebro, quien sabe cuántas
veces me he caído de esa bicicleta del demonio.
¿Cómo es que terminé en este parque tomando clases de
bici por parte de analfabeto? Sencillo.
Hace una semana el fenómeno regresó de vacaciones.
Calum y el principito estaban con él paseando en bici o mejor dicho, haciendo
carreritas en bici. Obviamente no me quería quedar atrás y quedar como imbécil
frente a ellos.
No resultó nada bien.
En mi defensa diré que tenía años sin subirme a una
bicicleta. La subida y el andar fue sencillo, el bajarme fue el problema. Entré
en pánico. Frené demasiado rápido y al quedarme sin ningún sostén, terminé
cayendo al suelo, no sin antes haber chocado con un árbol. No fui el único que
cayó. El fenómeno, quien iba atrás, también lo hizo.
Desde ese día, prometió ayudarme con la bici. Y eso
nos lleva a este momento. En donde he atropellado a otro pobre árbol.
-Sí… - gruñí, sobándome el brazo, espero que no se
haya roto nada.
El fenómeno está frente a mí, viéndome preocupado.
-Estoy bien – rodé los ojos. No necesito más de esto.
Mi orgullo ha quedado estampado junto con la bici en aquel árbol.
-Tomemos un descanso – sonríe, sentándose a mi lado.
Bufé, quitándome el casco. A lo lejos puedo ver cómo
un niño de aproximadamente ocho años hace maniobras con su bici.
Presumido.
-Estás mejorando – suelta.
Giro para verlo, frunciendo el ceño.
-No me mientas – gruño.
-No lo hago.
Le envío una mirada de advertencia. Se encoge de
hombros.
-No lo hago.
Mi mirada se desvía hacia su brazo, luego hacia la
pequeña cortada que ya está cicatrizando. Si continuo así, seré el causante de
su muerte prematura. Primero hago que lo atropellen y ahora yo mismo lo tumbo
de la bici. Si Harry no me odiaba por ser el causante del atropello de su
hermano mayor, con haberlo tirado de la bici ya lo hace. Desde ese día me lanza
miradas de odio y hace lo posible para que el fenómeno no se acerque a mí. Y no
lo culpo.
-¿Cómo aprendiste andar en bici? – pregunto para salir
de este incómodo silencio.
-Luke me enseñó.
Gruño.
Odio que el odioso
principito haya compartido más cosas con él, es de esperarse tienen años
conociéndose. Pero aun así… a veces envidio esos momentos.
-A mi Calum.
-No hizo un buen trabajo que digamos – sonríe de lado.
-Su teoría fue que si dominaba la andada lo demás no
importaba. Yo estuve de acuerdo – me encogí de hombros – teníamos nueve años,
los raspones y caídas eran heridas de guerras.
-¿Y ahora qué son?
-Patadas directo en el orgullo – niego con la cabeza,
bajando la mirada para así esconder mi patética sonrisa y tratando de no verme
como un completo idiota.
-Eres un soldadito valiente, Mike – el fenómeno rodea
mis hombros con su brazo, me da un casto beso en la mejilla izquierda.
Sonrió de lado, estoy seguro que mi sonrojo se debe a
la luz del sol que en estos momentos intenta ocultarse.
[…]
No seguimos practicando. Decidimos quedarnos a
presenciar la apuesta del sol, desde el lugar en donde nos quedamos se veía
perfecto. El cielo siempre se torna de un color entre verde y marrón,
curiosamente como el color de ojos del fenómeno.
-Me encanta el atardecer – confiesa – te da ese
ambiente de… tranquilidad.
-Lo sé – musito.
-¿En Londres será igual?
-Tendremos que averiguarlo – sonríe de lado.
-Aún no puedo creer que hayamos postulado para la
misma Universidad – agrando los ojos.
Por alguna fuerza misteriosa, el fenómeno y yo
estaremos en la misma universidad. Lo curioso es que ambos nos postulamos para
la Universidad de Bellas Artes que está en Londres en el verano pasado, cuando
todavía no me picaba el mosco del amor. No estudiaremos la misma carrera, pero
estaremos en el mismo campus. Y eso es genial.
-¿Sabes quién más lo hizo?
Espero que no diga el nombre del principito.
-Luke.
-Genial.
-Calum también.
-¿Qué?
Genial. Doble genial. Por si no se notó, era sarcasmo.
Estoy reconsiderando en llamarlo mejor amigo. ¿Cómo demonios es que no sabía de
eso?
-Igual y se hacen amigos – musito.
-Si Calum supera el triunfo de Luke – suelta entre
risas.
Cierto, estábamos jugando a las carreritas de bici ese
día. La primera ronda jugó el principito y Calum. Ganando el muñequito de ojos
azules. A mi amigo no le agradó en absoluto perder.
-Algún día lo hará. A menos que haya una revancha.
-Sí, bueno… para eso, alguien tiene que aprender a
frenar correctamente – juguetea con las cejas. Yo solo pongo los ojos en
blanco.
[…]
-¡Más rápido! – grito a todo pulmón, alzando los
brazos.
-¡No te sueltes! – el fenómeno me regaña.
-¡Lo siento! – río, agarrándome fuertemente del
manubrio - ¡Más rápido!
Estamos de regreso a casa, en realidad a la mía. El
fenómeno se ha ofrecido a llevarme. Él va manejando la bici. Por lo general
cuando llevas a alguien, la persona va atrás de pie en los diablitos,
pero en esta ocasión voy adelante, sentado en el tubo superior del cuadro.
El aire golpea mi rostro y no hago más que reír y
sentirme feliz.
-¡Oye, idiota! – grito, cerrando fuertemente los ojos.
-¡Dime, Mike!
-¡Te detesto!
Su sonrisa como respuesta es melodía para mis oídos.
-Yo también, Mike. ¡Yo también te quiero!
Puedo sentir como me deposita rápidamente un beso en
mi coronilla.
-¡Más rápidoooo! – vuelvo a gritar, cerrando los ojos
fuertemente. Aire golpeando mi rostro.
Nuestras risas hacen eco por las calles de la ciudad.
Si hubiera una definición exacta del cómo es estar
enamorado, describiría estos momentos.
*pegs o diablitos: son esos tubos que van en las llantas
traseras que si mal no lo recuerdo son para hacer trucos, pero también los usa
para llevar personas.
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