Idiota
Capítulo
19. Durmiendo con Analfabeto.
[Michael]
Pareciera un sueño, pero no lo es. Y sinceramente, no
es nada diferente a algo que estuviéramos haciendo en una situación normal
antes que descubriera mi código. El fenómeno y yo estamos acostados en su cama
mientras leemos un manga de Dragon Ball. Es raro no ver al principito en la
habitación. De hecho, desde que Ashton salió del hospital, de eso hace tres días,
no he visto al muñequito de ojos azules, algo me dice que ha ocurrido algo
entre ellos. ¿El fenómeno se habrá dado cuenta que el principito está saliendo
con la zorra?
-Si Goku sigue así, en algún momento tendrá un nivel
Dios – suelta el fenómeno, no sé cómo demonios pasamos de leer el manga a ver
videos en YouTube. A veces el tiempo pasa muy lento o demasiado rápido cuando
estoy a su lado.
-No lo dudes, analfabeto – suelto sin pensar,
¡demonios!
Ashton no parece perturbarse, de hecho cada vez que lo
llamo de esas maneras suele sonrojarse. Conecta los audífonos a la laptop, me
pone uno en la oreja derecha y él se pone el otro en la izquierda, tenemos que
juntarnos un poco más porque el cable es muy corto y la verdad no me molesta
que mi brazo, tronco y piernas toquen las suyas. Dejamos de ver Dragon Ball GT
(no sé cómo demonios saltamos tantas partes) y nos dedicamos a ver videos de
Green Day, específicamente el concierto que miramos en televisión.
-Oye… más tarde, ¿me acompañas a un lugar? – me siento
nervioso, no es que lo esté invitando a una cita, en realidad sí, pero él no
tiene que saberlo.
-Ya sabes que sí, Mike – responde sin despegar la
mirada de la laptop.
-Genial, pasaré por ti – dejo salir, viendo la
pantalla, entonces él despega la suya y me mira.
-Dormimos en la misma habitación – suelta su sonrisa
ganadora de premios.
-Lo sé, analfabeto – ruedo los ojos.
¡Mierda!
Como es costumbre, él se sonroja.
El tiempo transcurrió y, entre un video y otro, el
fenómeno terminó durmiéndose. Su cabeza recargada en mi hombro. Es lo más
hermoso que he presenciado. Sus cabellos castaños cubren una parte de su rostro
(y de la venda que cubre la herida de la frente ocasionada por el accidente)
mientras su pecho sube y baja lentamente al ritmo de su respiración. En algún
punto debí quedarme también dormido.
Vagamente escuché la voz del principito y de la zorra
entre mis sueños, pero no le tomé importancia. Me acurruqué más al cuerpo de
Ashton y me dejé llevar por completo en los brazos de Morfeo.
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