Idiota
Capítulo
16. Confesiones.
[Michael]
Nunca en mi vida había corrido tanto como lo estoy
haciendo en estos momentos. Tres edificios me separan de la puerta principal.
Solo espero alcanzar al fenómeno antes que la cruce.
En cuestión de segundos llego a mi destino, pero no
veo por ningún lado a… esperen, ¡ahí está!
-¡Idiota! – grito y enseguida me golpeo mentalmente,
él ya sabe lo que eso significa. No sé si llamarle suerte o no, pero Ashton no
me ha escuchado. Corro hacia el portón de la salida en donde el fenómeno está
despidiéndose del guardia.
Agitado llego hasta el portón y aprovechando que el
guardia esta al teléfono, salgo del instituto, miro hacia ambos lados y ubico
rápidamente al fenómeno doblando en una esquina. Lo sigo a pasos apresurados
porque sinceramente creo que me dará un ataque de asma por tanto correr.
Llego a la esquina y lo veo cruzar la calle, debo de
actuar rápido, no tarda en pasar el bus que lo llevará a donde quiera que vaya.
-¡Ashton! – grito y esta vez sí me escucha hago
señales para hacerle entender que no se vaya aún, cruzo la calle sin mirar y
por poco no muero atropellado – No… no… no te vayas…
Suplico con voz agitada, descansando mis manos sobre
mis rodillas para recuperar el aliento. Me levanto lentamente y veo al fenómeno
mirarme directamente.
-Mike… yo…
Muevo la cabeza de un lado a otro.
-Lo siento – me disculpo – En verdad, lo siento. Tú no
eres el que debe disculparse ni el que se debe de ir.
Frunzo ligeramente el ceño, ¿Qué no había dicho la
zorra que Ashton traía una maleta? ¿En dónde demonios está que no la veo?
Sacudo la cabeza, eso no es importante.
-Lamento haberme comportado como un verdadero imbécil
contigo – me disculpo nuevamente – lo cierto es que…. – me muerdo el labio
inferior, bajo la mirada mientras juego con los cordones de mis vans. Esto es
tan difícil – no debías haberte enterado de mi código, pero… ¡diablos! Yo… tú
me… te escribí una carta y creo que la he olvidado – busco entre mis bolsillos
– ahí escribí lo que trato de decirte y yo…
-¿Mike? – el fenómeno interrumpe mi patético discurso
y lo agradezco infinitamente. Alzo la mirada y él sigue viéndome directamente –
Yo lamento haber invadido tu intimidad. Pero… una parte de mi lo agradece.
No sé por qué pero algo en mi interior me dice que
debo preocuparme.
-Desde hace tiempo me he estado cuestionando sobre
algunas cosas. Cosas que solo me ocurren cuando tú estás a mi lado.
Oh, no. Aquí vamos. No quiero ser el “perrito
abandonado”.
-Mike, creo… no, no creo, estoy seguro que tú me
gustas – se sonroja ligeramente.
Yo, lejos de estar feliz estoy hundiéndome lentamente
en las arenas movedizas del pánico.
Lo que más temía se ha cumplido. Soy el “perrito
abandonado”.
No, no, no… me digo mentalmente una y otra vez,
mientras también lo niego con la cabeza.
-Mike…
Ashton me llama y yo retrocedo lentamente.
“¡Huye!” Mi mente grita.
“¡Es tu oportunidad!” Mi corazón me
confunde.
¿Qué demonios hago? ¡No quiero ser el perrito
abandonado!
-¡Mike! – escucho la voz de Ashton llamarme.
Cierro los ojos fuertemente mientras llevo mis manos a
mis orejas en un vano intento de apaciguar las voces de mi interior y luego…
todo es confusión.
Escucho el rechinar de unas llantas. Un leve empujón.
Y el duro pavimento de la carretera rasguña mis brazos.
Abro los ojos y…
¡No, no, no!
-¡Ashton!
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