Medio Limón
Capitulo cuatro.
Odio que el hijo de la sirvienta haga llorar a Luke
Luke suspiró por tercer vez, estaba sentado en la
orilla de su cama, observaba sus uñas como si fuera lo más interesante del
mundo.
-Oye, Luke… - la sonrisa de Mike desapareció en cuanto vio el estado de ánimo de su amigo - ¿qué pasó?
-Mike... ¿Crees que soy mala persona? - murmuró.
-¿Qué? No, claro que no. Eres el chico más genial y generoso que he conocido. ¿Quién te ha dicho semejante estupidez?
Luke negó con la cabeza, cabizbaja. Mike no necesitó que le respondiera, sabía quién era la única persona que podía dejar en ese estado a su amigo. Y comenzó a odiarlo más de la cuenta.
-Ese idiota – masculló.
-Estoy cansado, Mike, dormiré un rato - el rubio se talló el ojo izquierdo.
-Descansa - le dio un casto beso en la frente antes de salir.
Su ira iba en aumento. Se dirigió hacia la habitación continua, entró rápidamente sin molestarse en tocar. Vio cómo Ashton se asomaba por fuera de la ventana. El muy desconsiderado pensaba huir por la ventana, otra vez.
Mike gruñó, con pasos largos llegó hasta con el muchacho, lo agarró del brazo y de un tirón lo lanzó hacia el suelo. El castaño gimió del dolor, su cabeza golpeó con el frío piso.
-¡Qué demonios! - Ashton maldijo desde el suelo, tratando de comprender lo que le había pasado, hizo una mueca de fastidio al reconocer a Michael.
El pelirrojo lo fulminaba con la mirada, puso un pie sobre su pecho, haciendo demasiada presión, impidiendo que el castaño se levantara.
-¡Cuál es tu maldito problema! - gruñó, desde el suelo.
-Tú - soltó, con rabia. Con enojo - No lo quiero volver a ver de esa manera, si le vuelves a herir, te juro que me encargaré de hacerte pedazos.
Ashton frunció el ceño. Ni idea de qué hablaba el muchacho.
-No me das miedo Clifford - sus palabras eran sinceras. Había sobrevivido a un secuestro, las amenazas del pelirrojo nunca superarían a aquella experiencia traumática.
Michael, sin embargo; se agachó hasta quedar frente al castaño.
-Deberías - soltó, su mirada fulminando a la de Ashton.
Se encaminó hacia la salida, pateando intencionalmente el brazo del muchacho, quien se quedó inmóvil por unos segundos hasta que el ruido de una cerradura lo hizo reaccionar.
-¡Qué demonios! - Ashton se levantó y al llegar a la puerta comprobó sus sospechas. Michael había cerrado con llave - maldito, Clifford.
Se dirigió hacia la ventana y pudo ver a Francis haciendo guardia. Gruñó. Genial, estaba atrapado en su propia casa, en su propia habitación.
-Oye, Luke… - la sonrisa de Mike desapareció en cuanto vio el estado de ánimo de su amigo - ¿qué pasó?
-Mike... ¿Crees que soy mala persona? - murmuró.
-¿Qué? No, claro que no. Eres el chico más genial y generoso que he conocido. ¿Quién te ha dicho semejante estupidez?
Luke negó con la cabeza, cabizbaja. Mike no necesitó que le respondiera, sabía quién era la única persona que podía dejar en ese estado a su amigo. Y comenzó a odiarlo más de la cuenta.
-Ese idiota – masculló.
-Estoy cansado, Mike, dormiré un rato - el rubio se talló el ojo izquierdo.
-Descansa - le dio un casto beso en la frente antes de salir.
Su ira iba en aumento. Se dirigió hacia la habitación continua, entró rápidamente sin molestarse en tocar. Vio cómo Ashton se asomaba por fuera de la ventana. El muy desconsiderado pensaba huir por la ventana, otra vez.
Mike gruñó, con pasos largos llegó hasta con el muchacho, lo agarró del brazo y de un tirón lo lanzó hacia el suelo. El castaño gimió del dolor, su cabeza golpeó con el frío piso.
-¡Qué demonios! - Ashton maldijo desde el suelo, tratando de comprender lo que le había pasado, hizo una mueca de fastidio al reconocer a Michael.
El pelirrojo lo fulminaba con la mirada, puso un pie sobre su pecho, haciendo demasiada presión, impidiendo que el castaño se levantara.
-¡Cuál es tu maldito problema! - gruñó, desde el suelo.
-Tú - soltó, con rabia. Con enojo - No lo quiero volver a ver de esa manera, si le vuelves a herir, te juro que me encargaré de hacerte pedazos.
Ashton frunció el ceño. Ni idea de qué hablaba el muchacho.
-No me das miedo Clifford - sus palabras eran sinceras. Había sobrevivido a un secuestro, las amenazas del pelirrojo nunca superarían a aquella experiencia traumática.
Michael, sin embargo; se agachó hasta quedar frente al castaño.
-Deberías - soltó, su mirada fulminando a la de Ashton.
Se encaminó hacia la salida, pateando intencionalmente el brazo del muchacho, quien se quedó inmóvil por unos segundos hasta que el ruido de una cerradura lo hizo reaccionar.
-¡Qué demonios! - Ashton se levantó y al llegar a la puerta comprobó sus sospechas. Michael había cerrado con llave - maldito, Clifford.
Se dirigió hacia la ventana y pudo ver a Francis haciendo guardia. Gruñó. Genial, estaba atrapado en su propia casa, en su propia habitación.
[…]
Luke dormía tranquilamente hasta que sintió como una
suave mano acariciaba su mejilla izquierda, sonrió de lado.
-Hola, cariño – le susurraron al oído.
-Calum… - musitó, abriendo los ojos. Se sentó
rápidamente, el moreno lo tranquilizó de inmediato - ¿Qué haces aquí? La
habitación de Ashton está más adelante y…
-No vine a ver a Ashton – le sonrió, acariciando su
mejilla. Luke hizo una mueca graciosa. No se podía acostumbrar nuevamente a
eso.
-No… - dejó salir, alejándose del contacto.
-Luke, no me alejes – pidió el moreno – sé que aún me
quieres. Sé que es difícil, pero lo superaremos y…
-Mejor vete – sugirió, esquivando su mirada.
Calum suspiró largamente. No entendía la razón por la
que el rubio lo alejaba constantemente desde el incidente del secuestro.
-Me voy, pero no me alejaré de ti – Luke se mordió el
labio inferior – no lo haré.
El moreno salió de la habitación. Luke dejó escapar un
suspiro. ¿Qué si aún quería a Calum? ¡Por supuesto que lo quería! No por nada
estuvieron saliendo por todo un año, pero las cosas habían cambiado desde ese
día del secuestro. Luke había hecho una promesa y cuando llegara el momento de
cumplirla lo más probable era que unas cuantas personas salieran lastimadas y
entre ellas sería Calum. Lo menos que quería era hacerle daño a Calum.
[…]
Ashton gruñó por quinta vez. Maldijo internamente a
Clifford, ¿Quién demonios se creía para encerrarlo? Se asomó nuevamente por la
ventana y visualizó a Francis, haciendo guardia. Gruñó. No se podía quedar en
casa. No. Tenía que salir y continuar con su investigación. Debía de encontrar
a los responsables de la muerte de su madre y del padre de Luke. Y para eso
tenía que continuar en el trabajo de la cafetería de los padres de Calum. Suspiró
largamente antes de salir por la ventana. Se sostuvo de una larga sabana (la
que solía usar para bajar) y comenzó a descender.
-Eso fue fácil – musitó una vez que sus pies tocaron
el frio pavimento. Se giró lentamente y se topó de lleno con Francis – Genial…
- pensó para sus adentros - ¡Francis! – exclamó mostrando su sonrisa más falsa
que pudo hacer.
-Ashton.
-¡Adiós! – gritó, corriendo. Tomó desprevenido por
unos segundos al mayor, pero no fue suficiente, solo le bastó un par de pasos y
otro tanto de algunos trucos para poder inmovilizar al rizado - ¡demonios…! –
se quejó Ashton desde el suelo. Francis sonreía de lado.
-¿Cuántas veces pasaremos por esto? – preguntó. Se
encontraba sentado sobre su espalda y con una mano mantenía inmovilizado el
brazo izquierdo de Ashton a modo de llave, como los de la lucha libre.
-Supongo que… no son… suficientes… - respondió, entre
gruñidos.
-Deja de forcejear o te lastimarás el brazo – sugirió
– aunque… pensándolo bien, tal vez no sea mala idea. Ya sabes, teniendo un
brazo inmovilizado te haga quedar en casa.
Ashton rodó los ojos, pensando internamente en no
dejar que Francis se influenciara por Luke. El mayor levantó a Ashton, aun
teniéndolo sujeto, entraron a la casa.
-No salgas, Ashton – dejó salir, soltándolo. El rizado
gruñó.
-Genial, nuevamente encerrado – musitó. Se giró para
dirigirse hacia su habitación pero se encontró con Michael. Volvió a rodar los
ojos.
-¿Ibas algún lado? – sonrió de lado, burlonamente.
-Idiota – gruñó, pasando de largo.
[…]
Luke estaba más que emocionado, eufórico. Por fin tenía los boletos para
el concierto más importante de su corta vida, sin embargo; su entusiasmo no
duró mucho. Calum le había cancelado, su familia tuvo que viajar de emergencia,
al parecer su abuela estaba enferma de gravedad y todo apuntaba a que
posiblemente moriría. El rubio no podía culpar a su novio por esa situación
aunque en el fondo estuviera decepcionado, ¿con quién iría?
Mike no estaba, tres meses atrás se había ido de vacaciones con su
familia y aún faltaban dos semanas más para que regresara. Gruñó.
-Francis no está, lo siento hijo, sin tu guardaespaldas sabes que no
puedes ir a ningún lado.
-¡Pero papá! Tengo que ir, es importante – pidió. No se perdería el
concierto de Green Day solo porque Francis se había ido quien sabe a dónde.
-De acuerdo – suspiró por quinta vez, no es que el señor Hemmings fuera
débil o fácil de convencer, sino que Luke ya tenía insistiendo desde hace media
hora atrás.
-¡Sí! – brincó, victorioso.
-Pero…
-Oh… - hizo pucheros.
-Ashton tendrá que ir contigo.
-¿Qué? ¡No! Ew…
-Luke…
-Pero papá, ¿Por qué? – se cruzó de brazos.
-No convives con él. Esta familia se formó hace más de cuatro años y en
este tiempo no los he visto convivir juntos – Luke iba a replicar pero su padre
no lo dejó – las comidas y reuniones de sociedad no cuentan – el rubio torció
la boca en modo de disgusto – es una excelente oportunidad para que ambos
salgan.
-No quiero – frunció el ceño.
-Entonces no vas a ese concierto.
-¿Qué? ¡No!
-Vas a ir con Ashton.
El rubio salió del estudio de su padre maldiciendo por lo bajo, ¿Cómo
demonios le podía hacer eso su propio padre? ¡Eso era maltrato familiar! Y como
si el destino quisiera burlarse de él, pudo ver a Ashton subir por las
escaleras para dirigirse hacia su habitación. Suspiró largamente. Si quería ir
a conocer a Billie Joe tenía que ser de tripas corazón y decirle a Ashton del
concierto. Rodó los ojos y se dirigió hacia su destino.
Diez minutos.
Habían transcurrido diez minutos y Luke aún no encontraba la manera de
cómo decirle a Ashton que tenía que acompañarlo al concierto. No es que el
muchacho en cuestión fuera malo, pero su padre bien lo había dicho, no convivía
demasiado, apenas y cruzaban palabras. Habían llegado a un silencioso acuerdo.
No se meterían en la vida del otro y dejarían que sus padres hicieran sus vidas
juntos. Todos felices. Hasta el momento en que a su padre se le ocurrió
obligarlo a ir al concierto con él.
Luke aún seguía caminando de un lado a otro frente a la puerta de la
habitación del rizado. Se estaba haciendo tarde y pronto llegaría la hora de la
cena. Se armó de valor y sin siquiera tocar entró en la habitación.
-Así está la cosa, Ashton. Mi padre dice que tú prácticamente eres un
ermitaño así que siéntete de suerte, te sacaré de tu cautiverio y te llevaré al
mejor concierto que puedas haber asistido, no me lo agradezcas – sonrió,
convencido. Su sonrisa quedó congelada mientras sus ojos azulados buscaban por
toda la habitación al aludido – ¿Ashton? – ¿En dónde demonios se había metido?
Frunció el ceño. Revisó todo el lugar y no lo encontró, por último se asomó por
la ventana y descubrió una larga sábana que colgaba hasta llegar al suelo.
Sonrió y esta vez tenía un muy buen plan. Definitivamente iría a ese
concierto.
Luke sonreía. Su padre suspiró larga y tendidamente, a veces su hijo era
demasiado testarudo.
-¿Si, Luke?
-Ashton ha dicho que sí al concierto – no era del todo cierto, pero el
rubio tenía un plan.
-De acuerdo, entonces tienes mi permiso. Cuando vea a Ashton definiremos
los detalles.
-Papá es solo un cierto no uno de tus negocios – rodó los ojos.
-No está de más ser precavido, hijo.
-¿Qué podría pasar? Ni que nos fueran a secuestrar.
-¿Cómo están los chicos sexys de esta casa? – Anne saludó cuando entró
al estudio.
-¿Todo listo? – interrogó el padre de Luke.
-¿Listo para qué? – el rubio frunció el ceño.
-Almuerzo en sociedad – Anne jugueteó con las cejas. Luke hizo un mohín
con su nariz. En realidad no le gustaban mucho esas reuniones. Generalmente
eran aburridas, siempre tenía que comportarse, comer con los tenedores
correctos, hablar educadamente, fingir que le gustaba la música clásica, vestir
de etiqueta. Aburrido. Pero tenían que asistir para poder mantener esas
relaciones, convenios, contratos y alianzas con las demás familias que también
tenían cierto poder en el continente. Era bueno para los negocios. Y todo eso
se lograba a través de almuerzos en sociedad, en realidad tenían otro nombre más
de caché, pero en una ocasión Ashton así los rebautizó y así se le quedó.
-¿Debo ir? – preguntó esperanzado a que la respuesta fuera negativa.
-Por supuesto, eres el invitado de honor – Anne le besó en la coronilla
de la cabeza.
-¡Cariño! – Anne llamó en cuanto vio a Ashton pasar por el pasillo, el
aludido entró al estudio – En diez minutos, ¿de acuerdo?
-¿Tan pronto? – por el tono de voz, daba a entender que a él tampoco le encantaba
la idea.
-Ustedes son tan… entusiastas – la mujer sonrió, saliendo del lugar con
una enorme sonrisa pintada en su rostro.
-¡Ashton, espera! – Llamó el señor Hemmings cuando vio que el rizado
estaba por salir del estudio - ¿a qué hora saldrán?
-Eh… ¿diez minutos? – respondió no muy seguro.
-No al almuerzo en sociedad sino al…
-A la hora que quedamos, papá – intervino Luke, nervioso. Aun no le
decía a Ashton sobre el concierto, de hecho tenía pensado que sería en la
habitación del rizado, Luke entraría le diría que sabía su secreto, ese en
donde se escabulla de su habitación por la ventana y le prometería no decir
nada a cambio que fuera con él al concierto. Ambos ganaban.
-¿Y esa hora sería…? – el mayor insistió.
-Mi madre lo dijo, en diez minutos – Ashton frunció el ceño.
-Me refiero al evento de esta noche – el rizado parpadeó un par de
veces, ¿evento? ¿De qué demonios hablaban? – no le has dicho, me mentiste
Robert.
-No, es decir… - miró hacia Ashton para que le ayudara.
-¡Cierto…! El evento ese que…
-No mientas por Luke, Ashton – el rizado dejó de hablar.
-Estas castigado – se dirigió hacia su hijo – no irás a ningún concierto
y olvídate de tus demás salidas del resto del mes.
-¡Pero papá!
-Y dense prisa, quedan menos de cinco minutos para irnos al almuerzo en
sociedad – el mayor salió dejando a los chicos solos. Luke comenzó a zapatear.
-¡Agh! ¡Todo es tu culpa!
Ashton rodó los ojos, se encaminó hacia la salida.
-¿A dónde vas? Aun no termino de hablar contigo. ¡Oye! – se interpuso en
su camino.
-¡Que!
-¿Acaso sufres de daño cerebral? ¿No pudiste siquiera poder mentir bien?
– Luke estaba enojado.
-¡Ni siquiera sé de qué hablaban! – reclamó.
-¡Del concierto de esta noche! – el rizado frunció el ceño. Luke rodó
los ojos, fastidiado - ¡Cómo puedes siquiera estar en la misma habitación que
yo y sin saber quién vendrá hoy a dar un súper mega CONCIERTO! En serio, ¿eres
o te haces?
-¡Basta! – de un manotazo Ashton retiró el dedo con el que Luke lo
estaba señalando desde hace rato.
-A veces… a veces…
Luke hizo fuerza de voluntad para controlarse, pero la verdad era que
estaba molesto. Tenía meses planeando ese evento, incluso antes que Mike se
fuera de vacaciones. Cuando por fin confirmaron fechas su amigo teñido estaba descartado,
Luke había optado ir con Calum, pero ahora que él tampoco podría ir se había
quedado sin opciones. Luego llegaba su padre y su fantástica idea de que fuera
con Ashton. Y al final. Ni con Mike, ni con Calum. Y ni siquiera iría al
concierto y todo por culpa de Ashton y de su falta de habilidad para mentir.
-Te odio…
Soltó. Fulminándolo con la mirada.
-No, no lo haces, estas molesto y por eso dices esas cosas – se encogió
de hombros, restándole importancia.
Lo que hizo enojar aún más al rubio.
-¡Claro que te odio! ¿Y sabes qué? ¡Ojalá desaparecieras de mi vida, así
mi padre no me obligaría a salir contigo!
Luke despertó en ese instante. Su respiración era
agitada y por su frente resbalaba sudor frio. Llevó una mano a la altura de su
corazón, el cual latía demasiado rápido. Sintió sus mejillas húmedas a causa de
las lágrimas. Salió de la habitación con pasos temblorosos. Pasó de largo la
habitación de al lado y se detuvo en la última del pasillo. Se mordió el labio
inferior. Entrar o no entrar. No estaba muy seguro. Lo que sí sabía era que en
su habitación, al menos esa noche, no podría dormir; incluso ni siquiera
estando en esa habitación pero al menos no estaría solo.
Suspiró largamente y sin pedir permiso entró a la
habitación. Sus ojos azulados se agrandaron en demasía al ver la cama vacía.
Muchos pensamientos cruzaron por su mente, el miedo le fue invadiendo
lentamente.
-¿Dónde…? – gimió, mordiéndose las uñas. El nombre de Francis
se le vino a la mente. Debía de pedir ayuda al guardaespaldas, se giró y se dio
de lleno con el que buscaba.
-¡Ashton! – llamó, lagrimas resbalando por su mejilla.
El aludido lo observó detenidamente. Estuvieron en
silencio por un par de minutos.
-¿Una pesadilla? – musitó el rizado. Luke asintió en
silencio – Sí… yo también las tengo – desvió la mirada por unos segundos – Ven.
Lo tomó de la mano y lo dirigió hacia la cama. Se
acostaron en silencio. Había días buenos, malos y peores. Luke aún no sabía
cómo clasificar ese día, pero sin duda no era de los buenos.
-Ashton yo… - cuando Luke dirigió su mirada hacia el
rizado lo vio dormir. Suspiró largamente y se acurrucó al cuerpo del rizado.
Al menos uno de ellos dos dormiría tranquilo.
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