miércoles, 6 de julio de 2016

Capitulo cuatro. Odio que el hijo de la sirvienta haga llorar a Luke

Medio Limón


Capitulo cuatro. 

Odio que el hijo de la sirvienta haga llorar a Luke


Luke suspiró por tercer vez, estaba sentado en la orilla de su cama, observaba sus uñas como si fuera lo más interesante del mundo.
-Oye, Luke… - la sonrisa de Mike desapareció en cuanto vio el estado de ánimo de su amigo - ¿qué pasó?
-Mike... ¿Crees que soy mala persona? - murmuró.
-¿Qué? No, claro que no. Eres el chico más genial y generoso que he conocido. ¿Quién te ha dicho semejante estupidez?
Luke negó con la cabeza, cabizbaja. Mike no necesitó que le respondiera, sabía quién era la única persona que podía dejar en ese estado a su amigo. Y comenzó a odiarlo más de la cuenta.
-Ese idiota – masculló.
-Estoy cansado, Mike, dormiré un rato - el rubio se talló el ojo izquierdo.
-Descansa - le dio un casto beso en la frente antes de salir.
Su ira iba en aumento. Se dirigió hacia la habitación continua, entró rápidamente sin molestarse en tocar. Vio cómo Ashton se asomaba por fuera de la ventana. El muy desconsiderado pensaba huir por la ventana, otra vez.
Mike gruñó, con pasos largos llegó hasta con el muchacho, lo agarró del brazo y de un tirón lo lanzó hacia el suelo. El castaño gimió del dolor, su cabeza golpeó con el frío piso.
-¡Qué demonios! - Ashton maldijo desde el suelo, tratando de comprender lo que le había pasado, hizo una mueca de fastidio al reconocer a Michael.
El pelirrojo lo fulminaba con la mirada, puso un pie sobre su pecho, haciendo demasiada presión, impidiendo que el castaño se levantara.
-¡Cuál es tu maldito problema! - gruñó, desde el suelo.
-Tú - soltó, con rabia. Con enojo - No lo quiero volver a ver de esa manera, si le vuelves a herir, te juro que me encargaré de hacerte pedazos.
Ashton frunció el ceño. Ni idea de qué hablaba el muchacho.
-No me das miedo Clifford - sus palabras eran sinceras. Había sobrevivido a un secuestro, las amenazas del pelirrojo nunca superarían a aquella experiencia traumática.
Michael, sin embargo; se agachó hasta quedar frente al castaño.
-Deberías - soltó, su mirada fulminando a la de Ashton.
Se encaminó hacia la salida, pateando intencionalmente el brazo del muchacho, quien se quedó inmóvil por unos segundos hasta que el ruido de una cerradura lo hizo reaccionar.
-¡Qué demonios! - Ashton se levantó y al llegar a la puerta comprobó sus sospechas. Michael había cerrado con llave - maldito, Clifford.
Se dirigió hacia la ventana y pudo ver a Francis haciendo guardia. Gruñó. Genial, estaba atrapado en su propia casa, en su propia habitación.

[…]

Luke dormía tranquilamente hasta que sintió como una suave mano acariciaba su mejilla izquierda, sonrió de lado.
-Hola, cariño – le susurraron al oído.
-Calum… - musitó, abriendo los ojos. Se sentó rápidamente, el moreno lo tranquilizó de inmediato - ¿Qué haces aquí? La habitación de Ashton está más adelante y…
-No vine a ver a Ashton – le sonrió, acariciando su mejilla. Luke hizo una mueca graciosa. No se podía acostumbrar nuevamente a eso.
-No… - dejó salir, alejándose del contacto.
-Luke, no me alejes – pidió el moreno – sé que aún me quieres. Sé que es difícil, pero lo superaremos y…
-Mejor vete – sugirió, esquivando su mirada.
Calum suspiró largamente. No entendía la razón por la que el rubio lo alejaba constantemente desde el incidente del secuestro.
-Me voy, pero no me alejaré de ti – Luke se mordió el labio inferior – no lo haré.
El moreno salió de la habitación. Luke dejó escapar un suspiro. ¿Qué si aún quería a Calum? ¡Por supuesto que lo quería! No por nada estuvieron saliendo por todo un año, pero las cosas habían cambiado desde ese día del secuestro. Luke había hecho una promesa y cuando llegara el momento de cumplirla lo más probable era que unas cuantas personas salieran lastimadas y entre ellas sería Calum. Lo menos que quería era hacerle daño a Calum.

[…]

Ashton gruñó por quinta vez. Maldijo internamente a Clifford, ¿Quién demonios se creía para encerrarlo? Se asomó nuevamente por la ventana y visualizó a Francis, haciendo guardia. Gruñó. No se podía quedar en casa. No. Tenía que salir y continuar con su investigación. Debía de encontrar a los responsables de la muerte de su madre y del padre de Luke. Y para eso tenía que continuar en el trabajo de la cafetería de los padres de Calum. Suspiró largamente antes de salir por la ventana. Se sostuvo de una larga sabana (la que solía usar para bajar) y comenzó a descender.
-Eso fue fácil – musitó una vez que sus pies tocaron el frio pavimento. Se giró lentamente y se topó de lleno con Francis – Genial… - pensó para sus adentros - ¡Francis! – exclamó mostrando su sonrisa más falsa que pudo hacer.
-Ashton.
-¡Adiós! – gritó, corriendo. Tomó desprevenido por unos segundos al mayor, pero no fue suficiente, solo le bastó un par de pasos y otro tanto de algunos trucos para poder inmovilizar al rizado - ¡demonios…! – se quejó Ashton desde el suelo. Francis sonreía de lado.
-¿Cuántas veces pasaremos por esto? – preguntó. Se encontraba sentado sobre su espalda y con una mano mantenía inmovilizado el brazo izquierdo de Ashton a modo de llave, como los de la lucha libre.
-Supongo que… no son… suficientes… - respondió, entre gruñidos.
-Deja de forcejear o te lastimarás el brazo – sugirió – aunque… pensándolo bien, tal vez no sea mala idea. Ya sabes, teniendo un brazo inmovilizado te haga quedar en casa.
Ashton rodó los ojos, pensando internamente en no dejar que Francis se influenciara por Luke. El mayor levantó a Ashton, aun teniéndolo sujeto, entraron a la casa.
-No salgas, Ashton – dejó salir, soltándolo. El rizado gruñó.
-Genial, nuevamente encerrado – musitó. Se giró para dirigirse hacia su habitación pero se encontró con Michael. Volvió a rodar los ojos.
-¿Ibas algún lado? – sonrió de lado, burlonamente.
-Idiota – gruñó, pasando de largo.
[…]

Luke estaba más que emocionado, eufórico. Por fin tenía los boletos para el concierto más importante de su corta vida, sin embargo; su entusiasmo no duró mucho. Calum le había cancelado, su familia tuvo que viajar de emergencia, al parecer su abuela estaba enferma de gravedad y todo apuntaba a que posiblemente moriría. El rubio no podía culpar a su novio por esa situación aunque en el fondo estuviera decepcionado, ¿con quién iría?
Mike no estaba, tres meses atrás se había ido de vacaciones con su familia y aún faltaban dos semanas más para que regresara. Gruñó.
-Francis no está, lo siento hijo, sin tu guardaespaldas sabes que no puedes ir a ningún lado.
-¡Pero papá! Tengo que ir, es importante – pidió. No se perdería el concierto de Green Day solo porque Francis se había ido quien sabe a dónde.
-De acuerdo – suspiró por quinta vez, no es que el señor Hemmings fuera débil o fácil de convencer, sino que Luke ya tenía insistiendo desde hace media hora atrás.
-¡Sí! – brincó, victorioso.
-Pero…
-Oh… - hizo pucheros.
-Ashton tendrá que ir contigo.
-¿Qué? ¡No! Ew…
-Luke…
-Pero papá, ¿Por qué? – se cruzó de brazos.
-No convives con él. Esta familia se formó hace más de cuatro años y en este tiempo no los he visto convivir juntos – Luke iba a replicar pero su padre no lo dejó – las comidas y reuniones de sociedad no cuentan – el rubio torció la boca en modo de disgusto – es una excelente oportunidad para que ambos salgan.
-No quiero – frunció el ceño.
-Entonces no vas a ese concierto.
-¿Qué? ¡No!
-Vas a ir con Ashton.
El rubio salió del estudio de su padre maldiciendo por lo bajo, ¿Cómo demonios le podía hacer eso su propio padre? ¡Eso era maltrato familiar! Y como si el destino quisiera burlarse de él, pudo ver a Ashton subir por las escaleras para dirigirse hacia su habitación. Suspiró largamente. Si quería ir a conocer a Billie Joe tenía que ser de tripas corazón y decirle a Ashton del concierto. Rodó los ojos y se dirigió hacia su destino.
Diez minutos.
Habían transcurrido diez minutos y Luke aún no encontraba la manera de cómo decirle a Ashton que tenía que acompañarlo al concierto. No es que el muchacho en cuestión fuera malo, pero su padre bien lo había dicho, no convivía demasiado, apenas y cruzaban palabras. Habían llegado a un silencioso acuerdo. No se meterían en la vida del otro y dejarían que sus padres hicieran sus vidas juntos. Todos felices. Hasta el momento en que a su padre se le ocurrió obligarlo a ir al concierto con él.
Luke aún seguía caminando de un lado a otro frente a la puerta de la habitación del rizado. Se estaba haciendo tarde y pronto llegaría la hora de la cena. Se armó de valor y sin siquiera tocar entró en la habitación.
-Así está la cosa, Ashton. Mi padre dice que tú prácticamente eres un ermitaño así que siéntete de suerte, te sacaré de tu cautiverio y te llevaré al mejor concierto que puedas haber asistido, no me lo agradezcas – sonrió, convencido. Su sonrisa quedó congelada mientras sus ojos azulados buscaban por toda la habitación al aludido – ¿Ashton? – ¿En dónde demonios se había metido? Frunció el ceño. Revisó todo el lugar y no lo encontró, por último se asomó por la ventana y descubrió una larga sábana que colgaba hasta llegar al suelo.
Sonrió y esta vez tenía un muy buen plan. Definitivamente iría a ese concierto. 

Luke sonreía. Su padre suspiró larga y tendidamente, a veces su hijo era demasiado testarudo.
-¿Si, Luke?
-Ashton ha dicho que sí al concierto – no era del todo cierto, pero el rubio tenía un plan.
-De acuerdo, entonces tienes mi permiso. Cuando vea a Ashton definiremos los detalles.
-Papá es solo un cierto no uno de tus negocios – rodó los ojos.
-No está de más ser precavido, hijo.
-¿Qué podría pasar? Ni que nos fueran a secuestrar.
-¿Cómo están los chicos sexys de esta casa? – Anne saludó cuando entró al estudio.
-¿Todo listo? – interrogó el padre de Luke.
-¿Listo para qué? – el rubio frunció el ceño.
-Almuerzo en sociedad – Anne jugueteó con las cejas. Luke hizo un mohín con su nariz. En realidad no le gustaban mucho esas reuniones. Generalmente eran aburridas, siempre tenía que comportarse, comer con los tenedores correctos, hablar educadamente, fingir que le gustaba la música clásica, vestir de etiqueta. Aburrido. Pero tenían que asistir para poder mantener esas relaciones, convenios, contratos y alianzas con las demás familias que también tenían cierto poder en el continente. Era bueno para los negocios. Y todo eso se lograba a través de almuerzos en sociedad, en realidad tenían otro nombre más de caché, pero en una ocasión Ashton así los rebautizó y así se le quedó.
-¿Debo ir? – preguntó esperanzado a que la respuesta fuera negativa.
-Por supuesto, eres el invitado de honor – Anne le besó en la coronilla de la cabeza.
-¡Cariño! – Anne llamó en cuanto vio a Ashton pasar por el pasillo, el aludido entró al estudio – En diez minutos, ¿de acuerdo?
-¿Tan pronto? – por el tono de voz, daba a entender que a él tampoco le encantaba la idea.
-Ustedes son tan… entusiastas – la mujer sonrió, saliendo del lugar con una enorme sonrisa pintada en su rostro.
-¡Ashton, espera! – Llamó el señor Hemmings cuando vio que el rizado estaba por salir del estudio - ¿a qué hora saldrán?
-Eh… ¿diez minutos? – respondió no muy seguro.
-No al almuerzo en sociedad sino al…
-A la hora que quedamos, papá – intervino Luke, nervioso. Aun no le decía a Ashton sobre el concierto, de hecho tenía pensado que sería en la habitación del rizado, Luke entraría le diría que sabía su secreto, ese en donde se escabulla de su habitación por la ventana y le prometería no decir nada a cambio que fuera con él al concierto. Ambos ganaban.
-¿Y esa hora sería…? – el mayor insistió.
-Mi madre lo dijo, en diez minutos – Ashton frunció el ceño.
-Me refiero al evento de esta noche – el rizado parpadeó un par de veces, ¿evento? ¿De qué demonios hablaban? – no le has dicho, me mentiste Robert.
-No, es decir… - miró hacia Ashton para que le ayudara.
-¡Cierto…! El evento ese que…
-No mientas por Luke, Ashton – el rizado dejó de hablar.
-Estas castigado – se dirigió hacia su hijo – no irás a ningún concierto y olvídate de tus demás salidas del resto del mes.
-¡Pero papá!
-Y dense prisa, quedan menos de cinco minutos para irnos al almuerzo en sociedad – el mayor salió dejando a los chicos solos. Luke comenzó a zapatear.
-¡Agh! ¡Todo es tu culpa!
Ashton rodó los ojos, se encaminó hacia la salida.
-¿A dónde vas? Aun no termino de hablar contigo. ¡Oye! – se interpuso en su camino.
-¡Que!
-¿Acaso sufres de daño cerebral? ¿No pudiste siquiera poder mentir bien? – Luke estaba enojado.
-¡Ni siquiera sé de qué hablaban! – reclamó.
-¡Del concierto de esta noche! – el rizado frunció el ceño. Luke rodó los ojos, fastidiado - ¡Cómo puedes siquiera estar en la misma habitación que yo y sin saber quién vendrá hoy a dar un súper mega CONCIERTO! En serio, ¿eres o te haces?
-¡Basta! – de un manotazo Ashton retiró el dedo con el que Luke lo estaba señalando desde hace rato.
-A veces… a veces…
Luke hizo fuerza de voluntad para controlarse, pero la verdad era que estaba molesto. Tenía meses planeando ese evento, incluso antes que Mike se fuera de vacaciones. Cuando por fin confirmaron fechas su amigo teñido estaba descartado, Luke había optado ir con Calum, pero ahora que él tampoco podría ir se había quedado sin opciones. Luego llegaba su padre y su fantástica idea de que fuera con Ashton. Y al final. Ni con Mike, ni con Calum. Y ni siquiera iría al concierto y todo por culpa de Ashton y de su falta de habilidad para mentir.
-Te odio…
Soltó. Fulminándolo con la mirada.
-No, no lo haces, estas molesto y por eso dices esas cosas – se encogió de hombros, restándole importancia.
Lo que hizo enojar aún más al rubio.
-¡Claro que te odio! ¿Y sabes qué? ¡Ojalá desaparecieras de mi vida, así mi padre no me obligaría a salir contigo!

Luke despertó en ese instante. Su respiración era agitada y por su frente resbalaba sudor frio. Llevó una mano a la altura de su corazón, el cual latía demasiado rápido. Sintió sus mejillas húmedas a causa de las lágrimas. Salió de la habitación con pasos temblorosos. Pasó de largo la habitación de al lado y se detuvo en la última del pasillo. Se mordió el labio inferior. Entrar o no entrar. No estaba muy seguro. Lo que sí sabía era que en su habitación, al menos esa noche, no podría dormir; incluso ni siquiera estando en esa habitación pero al menos no estaría solo.
Suspiró largamente y sin pedir permiso entró a la habitación. Sus ojos azulados se agrandaron en demasía al ver la cama vacía. Muchos pensamientos cruzaron por su mente, el miedo le fue invadiendo lentamente.
-¿Dónde…? – gimió, mordiéndose las uñas. El nombre de Francis se le vino a la mente. Debía de pedir ayuda al guardaespaldas, se giró y se dio de lleno con el que buscaba.
-¡Ashton! – llamó, lagrimas resbalando por su mejilla.   
El aludido lo observó detenidamente. Estuvieron en silencio por un par de minutos.
-¿Una pesadilla? – musitó el rizado. Luke asintió en silencio – Sí… yo también las tengo – desvió la mirada por unos segundos – Ven.
Lo tomó de la mano y lo dirigió hacia la cama. Se acostaron en silencio. Había días buenos, malos y peores. Luke aún no sabía cómo clasificar ese día, pero sin duda no era de los buenos.
-Ashton yo… - cuando Luke dirigió su mirada hacia el rizado lo vio dormir. Suspiró largamente y se acurrucó al cuerpo del rizado.
Al menos uno de ellos dos dormiría tranquilo.



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