martes, 1 de noviembre de 2016

Capitulo uno

Idiota


Capítulo 1. 

Secreto, ultra secreto.



[Michael]

Si estás leyendo esto, por el bien de tu propia existencia no lo leas. Sobre todo si eres tú, idiota.

Es mi más grande secreto, aunque ahora que lo pienso, sería estúpido escribirlo, pero si no lo hago se me olvidará. Si, así de raro y anormal soy.
Me he dado cuenta que comienzo a sentir cosas “extrañas” hacia una persona en particular, lo cual me es completamente extraño porque siempre he estado solo, me agrada la soledad y no depender de nadie más, pero eso acabó en el instante en que entré a este maldito colegio, mejor dicho internado. Comparto habitación con alguien más. Con un estúpido, anormal, retrasado y descerebrado chico que se la pasa sonriendo todo el tiempo. En serio, ¿Quién demonios sonríe todo el tiempo? Aparentemente, él. El bruto ese.
No, no fue odio a primera vista. Se fue dando de manera gradual. El primer año lo ignoré, a pesar que él se empeñaba en hacerse notar con su maldita sonrisa ganadora de premios. A mediados del segundo año fue mucho más sencillo porque al parecer se consiguió un pasatiempo, él la llamaba novia, yo zorra. No, no fue ahí cuando comencé a odiarlo más de la cuenta, pero sí fue cuando logró confundirme. Fue cuando inventé mi súper-mega-código. Cada vez que quería llamarlo de una manera, me salían otras palabras y una cosa llevó a la otra hasta que por fin mi súper código quedó afinado. Me regocijo del placer al llamarlo estúpido, animal, descerebrado, imbécil… idiota. Y él no sabe en realidad lo que en verdad significan para mí esas palabras. Solo se limita a rodar los ojos, creo que ya se acostumbró. La verdad, es que yo también.
En fin.
Las cosas se pusieron realmente mal al inicio del último año, justo cuando apareció en escena este muchacho rubio y de ojos azules. Al parecer el rubio y el retrasado congeniaron al instante desde que se conocieron años atrás y ahora tenían la suerte de compartir habitación.
Estamos los tres varados en esta maldita habitación.
Y sí, en esos momentos fue cuando el odio incrementó. Más asertivamente cuando el torpe comenzó atraerle el rubio. Esa fue la gota que derramó el vaso.
Y ahora, es mucho más difícil ocultar lo que siento por él, porque lo insulto cada dos por tres y a su nuevo amiguito no le gusta para nada. Para lo que me importa.
Ahora que no hay nadie en la habitación he comenzado a escribir mi súper-mega-código.

Asno… nunca, nunca sabrás lo que en realidad estas palabras significan.
 
Idiota... Amor
Imbécil... Cariño
Estúpido... Bizcocho
Animal... Bebé
Bruto... Adorable
Anormal... Lindo
Retrasado... Inocente
Inútil... Novio
Descerebrado... Dulzura
Tonto... Hermoso
Maldito... Sexy
Fenómeno… terroncito de azúcar
Torpe… nene
Zopenco… tesoro
Tarado… Corazón
Analfabeto… Mi cielo
Apestoso… Mi tesoro
Te odio... Te amo
Te detesto... Te quiero
Me repugnas... Me fascinas
Me desesperas... Me encantas
Asno… Ashton.

-Nunca jamás, Ashton debe leer esto – murmuré mientras guardaba mi secreto, ultra secreto, bajo la almohada.
Espera, debo buscar un lugar más seguro.



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