martes, 16 de agosto de 2016

SMC Súper mega código By Michael Clifford.

SMC. Súper Mega Código. By Michael Clifford 



SMC
Súper mega código
By Michael Clifford.



Habían transcurrido un par de meses y lo cierto era que Mike debía de buscar nuevos apodos. Si continuaba usando los mismos tarde o temprano Ashton se daría cuenta sobre lo que en realidad significaban esas palabras. Incluso no dudaba que el rizado ya sospechara puesto que cada una de las palabras ya habían sido pronunciadas con anterioridad por él mismo.
Así pues, Mike se dirigió hacia la clase, pero no prestaba atención en lugar de eso comenzó a elegir lo que serían los nuevos apodos; sin embargo no contaba con que el profesor lo descubriera y por si fuera poco ese día había decidido usar calcetines de un color demasiado llamativo lo que sirvió como pretexto castigarlo después de clases. Una vez en el castigo continuó con su propósito, elegir las palabras adecuadas para dirigirse hacia Ashton.
Dos días después del castigo, ya contaba con las palabras perfectas.  Y debería estar feliz… pero no lo estaba. Calum, su mejor amigo, había descubierto su pequeño secreto aunque prometió guardarlo.
-No tienes que decirlo – volvió a pedir. Sentándose ambos en la mesa de la cafetería.
-No lo haré – Calum rodó los ojos. Saboreando su almuerzo y lamentando haber entrado el día anterior en la habitación de su amigo y haber leído lo que estaba escribiendo.
-Promételo – pidió. Odiándose a sí mismo, sabía que debía tener cuidado mientras escribía, pero Ashton no estaba y se le habían ocurrido un par de apodos más y debía escribirlo… y eso fue justo cuando Calum entró.
-Michael, ni que fuera un secreto de estado es solo un…
-Tienes que prometerlo – urgió.
-Bien, lo prometo – Calum siguió tomando de su bebida refrescante.
-Así no. Con la garrita.
-¿Qué? – el moreno frunció el ceño.
-Sé que lo cumplirás si lo prometes con la garrita.
-Vamos, Mike, no tenemos cinco años.
-Calum, esto es importante – suplicó. El moreno sabía que su amigo tomaba muy en serio las promesas que se sellaban usando la garrita. Suspiró largamente.
-Lo prometo – extendió el meñique.
Mike hizo lo mismo. Sonrió.
[…]

El ojiverde buscaba el momento ideal para poder usar su código renovado. En verdad tenía palabras ingeniosas y sabía que a Ashton le gustarían. Pero por el momento el muchacho en cuestión no estaba de ánimos. La zorra, es decir la novia, lo había dejado. Y estaba deprimido. Decidió darle un par de días para que su corazoncito roto sanara pero Ashton parecía estar igual o peor… y Mike lo comprobó cuando al entrar a su habitación lo vio tumbado boca abajo, su cara hundida en la almohada.
Mike rodó los ojos. Esto no debía de seguir, extrañaba ver a Ashton sonreír y mirar sus bellos ojos hazel brillantes.
Una genial idea vino a su mente. Ya sabía que debía hacer. Del bolsillo de su chaqueta sacó una hoja arrugada. Le lanzó una mirada al rizado y luego sonrió.
-Oye, idiota.
-Déjame morir en paz – musitó el aludido.
Mike se carcajeó, esto sin duda, sería divertido.
-No lo haré porque tú y yo jugaremos – no hubo respuesta del otro, Mike sabía que debía probar con palabras nuevas – no me ignores, apestoso.
Funcionó, Ashton se sentó lentamente sobre su cama.
-¿Te gustó? – El ojiverde jugueteó con sus cejas. Ashton rodó los ojos.
Mike le dio un vistazo más a su nuevo código.


Si estás leyendo esto, por el bien de tu propia existencia no lo leas. Sobre todo si eres tú, idiota.

Idiota... Amor
Imbécil... Cariño
Estúpido... Bizcocho
Animal... Bebé
Bruto... Adorable
Anormal... Lindo
Retrasado... Inocente
Inútil... Novio
Descerebrado... Dulzura
Tonto... Hermoso
Maldito... Sexy
Fenómeno… terroncito de azúcar
Torpe… nene
Zopenco… tesoro
Tarado… Corazón
Analfabeto… Mi cielo
Apestoso… Mi tesoro
Te odio... Te amo
Te detesto... Te quiero
Me repugnas... Me fascinas
Me desesperas... Me encantas
Asno… Ashton.

Sin duda, esta sería una tarde épica. Fue diciéndole los nuevos apodos e iba haciendo sus anotaciones, sabía cuándo un apodo no le agrada y otro sí. Y sin darse cuenta, ya anochecía. Y para en ese momento Ashton sonreía y parecía estar mucho mejor o al menos ya no mencionaba que estaba triste por el abandono de Melisa.
-Esta es mi frase favorita – soltó Mike.
-Dímela – pidió el rizado.
Se acercó y se sentó a su lado sobre la cama. Lo miró fijamente. Mike pronunciaría nuevamente esa frase y esta vez sería diferente. Algo había cambiado entre ellos y no sabía cómo explicar esa nueva sensación. Suspiró lentamente.
-Te odio, idiota – susurró.
Lo miró con amor.
Le sonrió con amor.
Se podía escuchar los locos latidos de su corazón o al menos eso sintió el ojiverde. Ambos seguían mirándose. Ashton sonrió, marcando sus preciosos hoyuelos sobre sus mejillas.
-Lo sé – musitó.
-No, en realidad no lo sabes.


FIN



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