SMC. Súper Mega Código. By Michael Clifford
Fenómeno * Terroncito de azúcar
-¿Qué crees que
estás haciendo? – Ashton lo miraba asombrado.
-¿Que no es obvio?
– Michael respondió, con la boca llena de comida – alimentándome.
-¿A ti o a las
lombrices?
Se encogió de
hombros, restándole importancia.
-Ta vas a enfermar
de la panza – advirtió.
El aludido se
encogió de hombros nuevamente. El rizado se acercó lentamente hasta la cama de
su compañero, en ésta había una gran variedad de golosinas. Paletas de
caramelos, algodones de azúcar, caramelos de varios sabores, bombones, incluso…
-¿Esto es un terrón
de azúcar? – Ashton lo agarró observándolo detenidamente para comprobar que en
verdad era eso que él decía.
-Corrección, terroncito de azúcar – Michael se lo
quitó de las manos.
-¿Cómo puedes
siquiera comerlo?
-Tiene buen sabor.
-No podrás dormir.
-No me importa.
-¿Ahora que estás
haciendo?
-Combino sabores –
le sonrió de lado - ¿gustas?
-¿Qué te hace pensar
que quiero comer papás con salsa chipotle y un… terroncito de azúcar?
-Es una buena
combinación, el azúcar hace que la salsa no enchile mucho.
-Fenómeno –
susurró/carraspeó, alejándose lentamente.
-Te escuché –
advirtió.
Ashton se carcajeó.
A la media noche
Michael se retorcía del dolor.
-Voy a morir…
Ashton rodó los
ojos.
-Vamos, te llevaré
a la enfermería.
-No puedo caminar,
me duele la panza. Moriré aquí… solo y abandonado…
-Gracias por la
parte que me toca – musitó el rizado – no soy un holograma, sabes. No estás
solo, Mike.
-¿No moriré? –
interrogó, esperanzado.
-No. Al menos no
hoy. Quizás estas indigestado. Te dije que no comieras tantos dulces.
-No me regañes,
estoy convaleciente – Mike se extendió sobre su cama dando así un toque de drama.
Ashton rodó los ojos.
-Vamos – gruñó,
levantándolo.
-¿Vas a cargarme? –
el ojiverde se encaramó sobre Ashton.
-Mi idea era
jalarte de los pies, pero ya te has acomodado sobre mi espalda y pues… no puedo
tirar a un moribundo.
-¡Ey! Has dicho que
no moriré hoy. ¿Me engañaste?
-Nop, jamás haría eso, Mike – confesó,
encaminándose hacia la salida, con el ojiverde sobre su espalda.
Llegaron a la
enfermería y después del regaño de la enfermera del colegio y de darle
medicamento para la pequeña indigestión. Mike tuvo que quedarse en la
enfermería durante esa noche. Ashton decidió quedarse a su lado. La enfermera
no puso objeción ante el hecho.
-Gracias, Ashton –
murmuró, adormilado.
-De nada, ya
duérmete – respondió desde la silla en una incómoda posición pero aun así ya se
estaba quedando dormido.
Mike se aseguró que
el rizado estuviera dormido para poder observarlo dormir. Sonrió de lado. Su
sonrisa fue desapareciendo conforme el sueño lo fue invadiendo hasta que
finalmente se quedó dormido.
[…]
Michael sonreía, la
verdad era que no estaba resultando tan difícil la búsqueda de aquellas
palabras perfectas, solo tenía que recordar aquellos hermosos momentos al lado
de Ashton. Sin duda, este recuerdo era uno de sus tantos favoritos.
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