Medio Limón
Capitulo uno.
El hijo de la sirvienta
Michael se abrazó así
mismo mientras atravesaba los últimos metros de aquel jardín. Se dirigía hacia
la mansión Hemmings. Ahí residía su mejor amigo.
-Bienvenido, joven
Michael - saludó un sujeto fornido y de cara seria, si Michael no supiera que
el tipo era el guardaespaldas de su mejor amigo hubiera salido corriendo.
-Buenas noches,
Francis. He venido por Luke.
-Por supuesto, él está
en su habitación, esperándote.
-Gracias.
Francis se despidió
con un saludo, mientras se dirigía hacia la entrada, tal vez a fumar un
cigarrillo.
Michael dio un par
de pasos hacia la puerta cuando algo llamó su atención. Un sujeto iba corriendo
hacia el lado este de la casa, lo siguió sigilosamente. El intruso llevaba una
sudadera, la capucha cubría su rostro, lo único que Mike podía ver de él era un
par de rizos castaños que el viento hacia revolotear suavemente. El extraño
comenzó a trepar la pared con la intensión de meterse ilegalmente a la casa.
-¡Mierda!
Michael corrió
hacia el intruso, lo jaló de la sudadera arrojándolo así al suelo. El sujeto
gimió del dolor.
-¡¿Qué demonios
haces, maldito ladronzuelo?!
-¡Suéltame! - gruñó
el aludido, quien había caído boca abajo y Michael había aprovechado para
sentarse sobre él, sujetándole fuertemente.
-Querías robarle a
mi amigo, ¿verdad? - Michael sujetó el brazo del muchacho torciéndolo hacia atrás,
así como los tipos de las luchas libres. El de abajo forcejeó, su capucha
resbaló dejando al descubierto una cabellera castaña.
-Suéltame, idiota o
te voy a...
No terminó su
amenaza ya que Michael lo sujetó de los cabellos.
-Aquí el que manda
soy yo, maldito andrajoso.
-Imbécil - farfulló
el castaño ocasionando que Michael estampara su rostro en el pavimento. El
muchacho gimió de dolor.
-¡Mikey! ¿Qué
haces? - justo en el momento llegó Luke, su mejor amigo, con cara de
circunstancias - ¡Te estas ensuciando todo! - se quejó.
El muchacho que
estaba debajo de Mike gruñó.
-Este piojoso quería meterse a robar - se excusó
el amigo.
-Ese piojoso es
Ashton - rodó los ojos.
-¡A quién demonios
llaman piojoso! – se quejó el castaño.
-Mikey, levántate
de ahí, estas ensuciando ese estupendo skinny jeans.
El aludido obedeció
rápidamente, dejando libre a Ashton. El castaño se levantó limpiando el rastro
de sangre, que su labio partido había soltado, con la manga de su sudadera.
-¿Te dolió? - Luke
preguntó al castaño más por compromiso que por otra cosa.
-Como si te
importara - gruñó.
-Oye, él te ha
preguntado educadamente no tienes…
Ashton lo empujó
antes que terminara la frase, la verdad era que no soportaba a ese par y tenía ganas
de regresarle el golpe al idiota ese pelirrojo.
Michael no se iba a
quedar tranquilo con eso, también empujó al castaño. Ambos comenzaron a
forcejear.
-¡Basta, chicos! Esto
es ridículo. Mike, por favor. No seas vulgar - Luke, al ver que sus palabras no
tenían efecto, resopló resignado, era hora de llamar a los refuerzos - ¡Francis!
El sujeto musculoso
llegó en cuestión de segundos.
-Dígame, señorito
Luke.
Ashton y Mike ya no
forcejeaban, pero mantenían una lucha silenciosa con las miradas.
-Saca a Ashton de
aquí, está molestando.
-¿Qué...? - el
aludido despegó la mirada del pelirrojo.
Francis se acercó
hacia el castaño.
-Ni se te ocurra,
Francis – intentó alejarse del sujeto.
El guardaespaldas
ignoró al castaño, lo levantó y se lo puso en los hombros como si de un costal
de papas se tratara.
-Oye, bájame -
Ashton pataleó, pero no consiguió que lo bajaran.
El guardaespaldas
se lo llevó de ahí.
-¿Qué fue todo eso,
Mike?
-Deberías tener más
protección Luke, cualquier imbécil puede entrar a robar.
-¡Ay, no, qué miedo!
- comenzó a morderse las uñas – Pero tengo a Francis, él puede protegerme.
-¿Podemos entrar? El
hijo de la sirvienta me ha manchado mi ropa con su sangre.
El rubio rodó los
ojos.
[...]
Diez minutos
después, Michael se veía en el espejo. Se encontraban en la habitación del
rubio.
-Mucho mejor. ¿Estás
listo?
-No sé si quiera
ir, Mikey - Luke arrugó la nariz.
-Luke, tienes que
ir. Prometiste ir conmigo.
-Pero...
-Sé que aun estas
triste por la muerte de tu padre. Sé que no es fácil superarlo. Pero ya pasaron
seis meses de eso, no te digo que lo olvides, te ruego que te distraigas, te
diviertas, que vuelvas a sonreír.
-Bien... - musitó.
-Genial - Mike
sonrió.
-Oye, ¿en dónde está
Joe?
-Lo dejé por ahí -
le sonrió burlonamente.
-Mikey, él es tu
guardaespaldas, no puedes huir de el - soltó divertido.
-Vamos, ni que me
fueran a secuestrar, soy tan molesto que no duraría un minuto con los
secuestradores, luego me soltarían.
Luke rodó los ojos.
-Iremos a la fiesta
con Francis, entonces.
Michael no replicó.
Luke era persistente y terco cuando decidía las cosas.
[...]
Michael tenía la
costumbre de despertarse temprano, sin importar si solo hubiera dormido un par
de horas. A las 7am ya tenía los ojos abiertos. Se levantaba iba al baño y
luego se acostaba nuevamente a dormir. Ese era su ritual, por más que quisiera
dormir de corrido no podía. Era su maldición.
Así que, ahí está,
haciendo su recorrido hacia el sanitario. Justo cuando estaba por abrir la
puerta alguien más lo hizo desde adentro.
Esta vez Mike lo
pudo observar mejor.
Era el mismo
muchacho de la noche anterior. Rizos castaños que a esas horas eran todo un
lío. Ojos color entre marrones y verdes. Piel bronceada, pestañas largas y
abdomen descubierto, el muy descarado solo vestía un pantalón de pijama.
-¿Qué demonios
haces aquí? - Mike gruñó. Le molestaba que la gente inferior se tomara
atribuciones que no les correspondía.
Ashton rodó los
ojos. ¿Por qué tenía que empezar su día viendo al idiota ese? ¿No fue
suficiente amanecer con su mejilla morada y su labio partido por su culpa?
Decidió ignorarlo,
se dio la vuelta dispuesto a irse a su habitación cuando sintió que lo tomaba del
brazo y lo hacía girar bruscamente.
-¡Te he hecho una
pregunta, imbécil! - Mike gritó.
Ashton se soltó de
su agarre con un brusco jalón.
-En primera no te
debo explicaciones, en segunda deja de jalonearme o juro que...
-Qué me harás... Imbécil...
Mike sonrió de
lado.
Ashton iba a
golpearlo, porque su paciencia se estaba esfumando.
-¡Francis! – llamó
el pelirrojo.
El castaño frunció el
ceño, cuando el aludido llegó en cuestión de segundos.
-Dígame, joven
Mikey.
-Saca a este imbécil
de la casa y no lo dejes entrar en todo el día, ¿de acuerdo?
-¿Qué...? Tú no
pue... ¡Bájame...!
Francis, nuevamente
colgó en sus hombros a Ashton, quien hacia lo posible por zafarse del agarre.
Mike llegó con una
enorme sonrisa a la habitación de Luke, se dejó caer en su cama.
-¿A dónde fuiste? -
preguntó somnoliento.
-Al baño, por
cierto me he encontrado al hijo de la sirvienta caminando tranquilamente por
toda la casa. Detesto cuando esa gente se toma atribuciones que no les
corresponde.
Luke dejó salir una
sonrisita burlona.
-¿Qué? Eso no es
gracioso.
-Mike… - Luke abrió
sus ojos por un par de segundos, antes de volverlos a cerrar le susurró:
-Ashton no es hijo de la sirvienta.
-¿Entonces qué
demonios hace aquí?
-Es mí... Hermano.
El aludido frunció
el ceño.
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