domingo, 3 de julio de 2016

Capitulo uno. El hijo de la sirvienta

Medio Limón

Capitulo uno. 

El hijo de la sirvienta



Michael se abrazó así mismo mientras atravesaba los últimos metros de aquel jardín. Se dirigía hacia la mansión Hemmings. Ahí residía su mejor amigo.
-Bienvenido, joven Michael - saludó un sujeto fornido y de cara seria, si Michael no supiera que el tipo era el guardaespaldas de su mejor amigo hubiera salido corriendo.
-Buenas noches, Francis. He venido por Luke.
-Por supuesto, él está en su habitación, esperándote.
-Gracias.
Francis se despidió con un saludo, mientras se dirigía hacia la entrada, tal vez a fumar un cigarrillo.
Michael dio un par de pasos hacia la puerta cuando algo llamó su atención. Un sujeto iba corriendo hacia el lado este de la casa, lo siguió sigilosamente. El intruso llevaba una sudadera, la capucha cubría su rostro, lo único que Mike podía ver de él era un par de rizos castaños que el viento hacia revolotear suavemente. El extraño comenzó a trepar la pared con la intensión de meterse ilegalmente a la casa.
-¡Mierda!
Michael corrió hacia el intruso, lo jaló de la sudadera arrojándolo así al suelo. El sujeto gimió del dolor.
-¡¿Qué demonios haces, maldito ladronzuelo?!
-¡Suéltame! - gruñó el aludido, quien había caído boca abajo y Michael había aprovechado para sentarse sobre él, sujetándole fuertemente.
-Querías robarle a mi amigo, ¿verdad? - Michael sujetó el brazo del muchacho torciéndolo hacia atrás, así como los tipos de las luchas libres. El de abajo forcejeó, su capucha resbaló dejando al descubierto una cabellera castaña.
-Suéltame, idiota o te voy a...
No terminó su amenaza ya que Michael lo sujetó de los cabellos.
-Aquí el que manda soy yo, maldito andrajoso.
-Imbécil - farfulló el castaño ocasionando que Michael estampara su rostro en el pavimento. El muchacho gimió de dolor.
-¡Mikey! ¿Qué haces? - justo en el momento llegó Luke, su mejor amigo, con cara de circunstancias - ¡Te estas ensuciando todo! - se quejó.
El muchacho que estaba debajo de Mike gruñó.
-Este piojoso quería meterse a robar - se excusó el amigo.
-Ese piojoso es Ashton - rodó los ojos.
-¡A quién demonios llaman piojoso! – se quejó el castaño.
-Mikey, levántate de ahí, estas ensuciando ese estupendo skinny jeans.
El aludido obedeció rápidamente, dejando libre a Ashton. El castaño se levantó limpiando el rastro de sangre, que su labio partido había soltado, con la manga de su sudadera.
-¿Te dolió? - Luke preguntó al castaño más por compromiso que por otra cosa.
-Como si te importara - gruñó.
-Oye, él te ha preguntado educadamente no tienes…
Ashton lo empujó antes que terminara la frase, la verdad era que no soportaba a ese par y tenía ganas de regresarle el golpe al idiota ese pelirrojo.
Michael no se iba a quedar tranquilo con eso, también empujó al castaño. Ambos comenzaron a forcejear.
-¡Basta, chicos! Esto es ridículo. Mike, por favor. No seas vulgar - Luke, al ver que sus palabras no tenían efecto, resopló resignado, era hora de llamar a los refuerzos - ¡Francis!
El sujeto musculoso llegó en cuestión de segundos.
-Dígame, señorito Luke.
Ashton y Mike ya no forcejeaban, pero mantenían una lucha silenciosa con las miradas.
-Saca a Ashton de aquí, está molestando.
-¿Qué...? - el aludido despegó la mirada del pelirrojo.
Francis se acercó hacia el castaño.
-Ni se te ocurra, Francis – intentó alejarse del sujeto.
El guardaespaldas ignoró al castaño, lo levantó y se lo puso en los hombros como si de un costal de papas se tratara.
-Oye, bájame - Ashton pataleó, pero no consiguió que lo bajaran.
El guardaespaldas se lo llevó de ahí.
-¿Qué fue todo eso, Mike?
-Deberías tener más protección Luke, cualquier imbécil puede entrar a robar.
-¡Ay, no, qué miedo! - comenzó a morderse las uñas – Pero tengo a Francis, él puede protegerme.
-¿Podemos entrar? El hijo de la sirvienta me ha manchado mi ropa con su sangre.
El rubio rodó los ojos.

[...]

Diez minutos después, Michael se veía en el espejo. Se encontraban en la habitación del rubio.
-Mucho mejor. ¿Estás listo?
-No sé si quiera ir, Mikey - Luke arrugó la nariz.
-Luke, tienes que ir. Prometiste ir conmigo.
-Pero...
-Sé que aun estas triste por la muerte de tu padre. Sé que no es fácil superarlo. Pero ya pasaron seis meses de eso, no te digo que lo olvides, te ruego que te distraigas, te diviertas, que vuelvas a sonreír.
-Bien... - musitó.
-Genial - Mike sonrió.
-Oye, ¿en dónde está Joe?
-Lo dejé por ahí - le sonrió burlonamente.
-Mikey, él es tu guardaespaldas, no puedes huir de el - soltó divertido.
-Vamos, ni que me fueran a secuestrar, soy tan molesto que no duraría un minuto con los secuestradores, luego me soltarían.
Luke rodó los ojos.
-Iremos a la fiesta con Francis, entonces.
Michael no replicó. Luke era persistente y terco cuando decidía las cosas.

[...]

Michael tenía la costumbre de despertarse temprano, sin importar si solo hubiera dormido un par de horas. A las 7am ya tenía los ojos abiertos. Se levantaba iba al baño y luego se acostaba nuevamente a dormir. Ese era su ritual, por más que quisiera dormir de corrido no podía. Era su maldición.
Así que, ahí está, haciendo su recorrido hacia el sanitario. Justo cuando estaba por abrir la puerta alguien más lo hizo desde adentro.
Esta vez Mike lo pudo observar mejor.
Era el mismo muchacho de la noche anterior. Rizos castaños que a esas horas eran todo un lío. Ojos color entre marrones y verdes. Piel bronceada, pestañas largas y abdomen descubierto, el muy descarado solo vestía un pantalón de pijama.
-¿Qué demonios haces aquí? - Mike gruñó. Le molestaba que la gente inferior se tomara atribuciones que no les correspondía.
Ashton rodó los ojos. ¿Por qué tenía que empezar su día viendo al idiota ese? ¿No fue suficiente amanecer con su mejilla morada y su labio partido por su culpa?
Decidió ignorarlo, se dio la vuelta dispuesto a irse a su habitación cuando sintió que lo tomaba del brazo y lo hacía girar bruscamente.
-¡Te he hecho una pregunta, imbécil! - Mike gritó.
Ashton se soltó de su agarre con un brusco jalón.
-En primera no te debo explicaciones, en segunda deja de jalonearme o juro que...
-Qué me harás... Imbécil...
Mike sonrió de lado.
Ashton iba a golpearlo, porque su paciencia se estaba esfumando.
-¡Francis! – llamó el pelirrojo.
El castaño frunció el ceño, cuando el aludido llegó en cuestión de segundos.
-Dígame, joven Mikey.
-Saca a este imbécil de la casa y no lo dejes entrar en todo el día, ¿de acuerdo?
-¿Qué...? Tú no pue... ¡Bájame...!
Francis, nuevamente colgó en sus hombros a Ashton, quien hacia lo posible por zafarse del agarre.
Mike llegó con una enorme sonrisa a la habitación de Luke, se dejó caer en su cama.
-¿A dónde fuiste? - preguntó somnoliento.
-Al baño, por cierto me he encontrado al hijo de la sirvienta caminando tranquilamente por toda la casa. Detesto cuando esa gente se toma atribuciones que no les corresponde.
Luke dejó salir una sonrisita burlona.
-¿Qué? Eso no es gracioso.
-Mike… - Luke abrió sus ojos por un par de segundos, antes de volverlos a cerrar le susurró: -Ashton no es hijo de la sirvienta.
-¿Entonces qué demonios hace aquí?
-Es mí... Hermano.
El aludido frunció el ceño.



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