Capitulo Tres: Luna Lovegood.

No me olvides…

Capitulo Tres: 

Luna Lovegood.

—Todo estará bien — repetía la rubia — siempre ando de viaje por mi trabajo, tú pasas mucho tiempo en San Mungo. Solo dile a Lizzy que mamá se irá de viaje mucho más tiempo del acostumbrado.

Theodore se quedó sin palabras al escuchar aquellas palabras de su ahora, ex esposa. Al parecer Luna había conseguido al fin que el departamento de Nuevas Criaturas Mágicas, perteneciente al Ministerio de Magia, le otorgará un buen presupuesto para su investigación en el extranjero. Dicha investigación le tomaría mínimo cinco años, lo cual la llevó a tomar aquella decisión.

—¿Te estás escuchando, Luna? — le preguntó incrédulo Nott.

—Por supuesto, no estoy sorda — respondió, con una sonrisa — al principio me extrañará pero después olvidará preguntar por mí, así que no va haber problema.

—¿Y yo?

—Casi no estás en casa, ya estás acostumbrado a no verme muy seguido — se encogió de hombros, Theodore abrió la boca para reclamarle, pero luego la cerró, era cierto su argumento, sin embargo las cosas no eran tal cual.

Luna sacó de su abrigo una carta y se la entregó al ojiazul.

—Es para Lizzy.

—¿No piensas despedirte de ella? — quiso saber, enfadado.

—No, será muy difícil el decir adiós — dejó salir, tranquilamente — me tengo que ir — se acercó a él y le dio un casto beso en los labios antes de salir del departamento.

*****

A Draco le fue difícil el contarle a su padre todo lo que había ocurrido en los últimos diez años, comenzando con los problemas que tuvo al seguir con sus estudios universitarios sin el apoyo económico… ni el moral. Por suerte, nuevamente, Theodore Nott también había decidido estudiar en el mismo lugar, así que su estadía no fue tan mala la mayor parte del tiempo.

Le mencionó sobre los descubrimientos y avances de algunas pociones que había realizado en su estadía en San Mungo y el cómo había perdido todo cuando la bomba Zabini llegó a su vida. Cuando llegó la parte de Potter, fue la más difícil de contar, sin embargo, hizo lo mejor que pudo.

—Habiendo tantos magos del mundo mágico, ¿tenías que escoger precisamente a Potter? — Lucius sabía sobre las preferencias sexuales de su hijo, a regañadientes lo había aceptado, no sin antes prometerle que le tenía que dar un heredero.

—Simplemente ocurrió — confesó.

—Sabías lo que podía implicar al relacionarte con él ¿cierto?

—Lo estoy viviendo justo ahora — dejó salir amargamente.

Por supuesto que Draco sabía los riesgos, sobre todo cuando al inicio de su relación, los amigos de Harry comenzaron a no ser tan frecuentes con él, después le siguieron los familiares y amigos no tan cercanos, terminando con todo el mundo mágico. Cuando ambos habían anunciado su enlace, Harry comenzó a tener problemas y Draco prefirió no decirle los suyos.

—Lo hecho, hecho está Draco, solo queda aprender de los errores — dejó salir Lucius — Lamento mucho lo de Potter, hijo.

Draco suspiró largamente.

—Y ¿Qué pasó con ese gran descubrimiento que mencionaste hace unos momentos? — quiso saber el rubio mayor.

—Aún no está terminado al cien por ciento, solo tengo el prototipo — comunicó Draco — me cancelaron todo cuando se terminó el juicio, suerte tuve que precisamente esa investigación la estaba llevando en el departamento que compartía con Theodore.

—¿Y funciona el prototipo?

—Aún no lo he comprobado, me faltan algunos cabos sueltos, no puedo simplemente probarlo hasta no estar al cien por cierto seguro de que está completo.

—Es razonable — dejó salir orgulloso Lucius.

 Ambos rubios se sumieron en un silencio algo incómodo. Lucius se levantó de su lugar con el propósito de hacer algo, ya que simplemente no se le ocurría que hacer o decir, era frustrante lo que le había convertido el estar en el mundo muggle.

Por otro lado, Draco estaba sumido en otro de sus tantos recuerdos, mientras observaba la fotografía de Scorpius.

Había conseguido un trabajo decente en una clínica pública, en el puesto de conserje ya que por obvias razones no podía ejercer su profesión, además que fue el único lugar donde le dieron el “Sí”, no podía simplemente ponerse quisquilloso. El sueldo no era mucho, pero le ayudaba a sobrevivir y eso lo hacía sentirse útil, ya que se sentía extremadamente patético al verse mantenido por Nott, su amigo ya tenía suficiente problemas personales con su esposa, para encimar también cargar con los suyos.

Se había prometido que en cuanto juntara el suficiente oro se iría a vivir a un departamento junto con su hijo, ya que éste naciera. Por el momento tenía que soportar los síntomas de siete meses de embarazo y los desprecios del mundo mágico por lo mismo.

Draco era un chico fuerte y podía soportar todo y de todo, sin embargo todo tenía un límite. Y el de él llegó esa misma tarde.

—Draco — lo llamó Theodore con voz calculadora, el rubio supo que eran malas noticias.

El moreno le extendió la carta que venía del ministerio.

Estimado señor Draco Malfoy Black:

Le notificamos que hay nuevas condiciones por parte del señor Harry James Potter Evans sobre la custodia del niño Scorpius Malfoy Potter.

Le queda prohibido acercarse a él indefinidamente. Cualquier excusa que tenga las palabras: casualidad, coincidencia, accidente, destino, y derivados quedan prohibidos, si llega acercársele. En dado caso que viole dichas reglas, se ganará una condena perpetua en Azkaban.

Atentamente.

El Wizengamot

Draco sabía a qué se debía eso, Harry se había enterado de su embarazo. Y su manera de revelar su enojo hacia con él, era negándole ver a su hijo.

Días después de haber recibido esa notificación, Harry dio un comunicado a la comunidad mágica, pidiendo disculpas por su error al liarse con alguien como él. Pidió que no se hablara del asunto y todos accedieron gustosos, así mismo anunció su enlace con Ginny Weasley.

Eso último lo destrozó emocionalmente.

—¿El pequeño Scorpius? — la voz de su padre lo sacó de su ensimismamiento.

Draco parpadeó un par de veces, solo fue cuestión de segundos para caer en cuenta que su padre se refería a la fotografía que tenía en las manos.

—Sí, el hijo que al parecer ya no es mío.

Lucius observó la fotografía del pequeño Scorpius, tenía todas las características de todo un Malfoy, se sentía orgulloso de ello. Era una verdadera lástima que no pudiera decírselo en persona. Por otro lado, también tenía otro nieto, Severus, sin embargo ese pequeño eran tan distinto. Si Draco no le hubiera confesado que lo había tenido él mismo, dudaría que también fuera un Malfoy.

—¿Severus es hijo de Zabini? — hizo aquella pregunta que habían estado evitando ambos.

Draco se mordió el labio inferior. Justo cuando abrió la boca para responder, se escuchó una explosión en el jardín trasero, ambos rubios se levantaron de un salto y se dirigieron hacia el lugar.

*****

Luna entró en aquella habitación oscura. Solo fue cuestión de segundos para que la claridad invadiera el lugar. Tres figuras con vestimenta oscura se acercaron a ella.

—¿Y bien? — preguntó un cuarto sujeto que estaba sentado tras un escritorio.

—He dejado a mi familia tal como lo has pedido — dejó salir la chica.

—¿Malfoy aún no se muda de tu departamento?

—No.

—Excelente. Ya saben qué hacer — les indicó a los tres sujetos que se mantenían escondidos tras unas mascaras — avísenle a los demás. Divídanse, tres irán a la mansión Malfoy y tres al departamento de Nott.

—¡¿Qué?! — protestó Luna.

—¡Desmaius! — Lanzó el líder de aquel grupo — ¡por Merlín! ¿Y fuiste Ravenclaw? — Dejó salir viendo la figura de la chica tirada en el suelo — vayan, ahora — les ordenó a los tres sujetos que en unos instantes se desaparecieron.

*****

Lucius y Draco llegaron rápidamente al jardín trasero de la mansión, sin embargo no advirtieron nada, salvo un pequeño derrumbe en el invernadero.

—Algo anda mal — murmuró Lucius afianzando más su varita.

Draco coincidió con él, había demasiado silencio y no le agradó. Ambos rubios estaban alerta observando detenidamente todo el terreno de la mansión Malfoy.

—¡Papi! — el grito de su hijo, lo hizo perder toda concentración.

Dos figuras encapuchadas, muy semejantes a la vestimenta de los Mortífagos, se acercaban apuntándoles con la varita, una tercera figura salió del invernadero, en una mano tenía su varita, en la otra al hijo de Draco.

—¡Severus! — llamó Draco.

—Este es el trato Malfoy, entréganos el prototipo de la poción de la ‘Fiebre Mágica’ y nosotros te entregamos a tu hijo bastardo sano y salvo.

Draco frunció el ceño, ¿Cómo demonios esas personas sabían sobre esa poción si solo unas cuantas personas sabían de ello? 

__________________________________

Capitulo Anterior                                              Capitulo Siguiente

Regresar al índice