No me olvides…
Capitulo Once:
Recuerdos.
Siete años atrás…
—¡Código
rojo, código rojo! — gritó Dawlish, cargando en sus brazos un cuerpo
ensangrentado.
—La
camilla — gritó Draco, examinando al herido.
Malfoy
hizo su trabajo con rapidez y eficacia. Se sorprendió al reconocer que su
paciente era Potter.
—¡Esta
muy mal herido, señor! — expresó la enfermera.
Draco
dejó de lado la conexión que tenía con Potter e hizo su trabajo con
profesionalismo. Limpió las heridas, selló los cortes y aún así el cuerpo del
joven auror seguía sangrando.
—Lo
perdemos, señor — confesó la ayudante en cuanto escuchó sonar las alarmas de
las máquinas que indicaban los signos vitales del paciente. El rubio aplicó un
hechizo sellador en todo el cuerpo de Harry, deteniendo así la hemorragia.
—Eso
es Potter — murmuró Draco, observando en la maquina los signos vitales —
Resiste un poco más.
Las
siguientes horas, el rubio se dedicó a suturar las heridas y mantener estable a
Potter. Cuando salió del quirófano fue en busca de Dawlish para darle la
noticia, no se sorprendió al ver a
Weasley y Granger haciéndole compañía al jefe de aurores.
—¿Malfoy?
— gruñó Ron al reconocerlo.
—¿Cómo
esta Harry? — preguntó el auror, no tenía tiempo para detenerse en las
diferencias que tenían sus subordinados con el medimago.
—Les
seré sincero y directo — El rubio puso semblante serio — Potter está estable,
pero su situación es crítica. Necesitará una transfusión de sangre.
—No
hay problema — expresó Hermione — Puedes tomar sangre de nosotros.
—No
es tan sencillo, Granger — aclaró — la sangre de Potter no es muy común.
—¿Qué
quieres decir? — el pelirrojo frunció el ceño.
—El
tipo de sangre de Potter es O negativo, muy contadas personas las tienen,
suelen ser parientes lejanos o cercanos. Incluso ni los mismos familiares
comparten el mismo tipo de sangre.
—¿Lo
vas a dejar morir? — gruñó el pelirrojo.
—Por
supuesto que no, les estoy previniendo.
—El
banco de sangre debe de tener reservas — opinó Dawlish —San Mungo siempre está
preparado para estas situaciones.
—Es
a lo que voy. Ya fueron al banco de sangre a verificar si hay muestras de este
tipo de sangre. En caso que no haya es mejor que vayan a buscar donantes. La
vida de Potter depende de la transfusión de sangre.
Hermione
y Ron intercambiaron miradas preocupantes. Dawlish comenzó a dar órdenes para
iniciar la búsqueda de donantes.
Mientras Harry se alejaba del recuerdo se le vino a la
mente un recuerdo propio, en donde despertaba y Hermione y Ron le contaban lo
sucedido. El banco de sangre conservaba un litro de su tipo de sangre. Lo que
más le sorprendió fue que Draco había sido el que lo atendió en cuanto llegó a
San Mungo. Ese pequeño detalle todo ese tiempo fue omitido por sus amigos,
incluso por el mismo Draco.
Harry se vio envuelto nuevamente por una nube negra,
cuando todo se aclaró se vio en un nuevo recuerdo.
Seis
años atrás.
Draco
observaba el líquido carmesí burbujear. Frunció el ceño, centrando su mirada en
el caldero.
—Se
supone que no debes burbujear — le gruñó.
—Se
supone que no debes hablarle a las pociones — vio a su novio recargado en el
marco de la puerta.
—Harry,
¿Qué haces aquí?
—Lo
mismo te pregunto — el ojiverde se acercó a él.
—Vivo
aquí — alzó una ceja.
—Sabes
a lo que me refiero.
—Estoy
por lograrlo — confesó el rubio — me faltan afinar detalles y…
—Pronto
colapsarás del cansancio — Harry comenzó a darle masajes en los hombros — Estas
muy tenso, deberías descansar. El caldero no irá a ninguna parte.
—Pero
las personas enfermas sí. Ya perdí a pacientes y uno de ellos era un pequeño de
cinco años.
—Draco…
— Harry hizo que el rubio lo viera de frente — el que va a enfermar eres tú.
Desde que llegas del trabajo prácticamente te encierras aquí.
—Estoy
por lograrlo, Harry.
—Lo
sé — el ojiverde le extendió una taza con café — pero debes de comer y dormir
en algún momento. Despejar la mente.
—¿Me
estás sermoneando? — el rubio alzó la ceja derecha.
—Tú
hiciste lo mismo conmigo para que bajara el ritmo de mi trabajo.
—De
acuerdo, prometo llevar las cosas con calma — Draco le dio un sorbo al café.
—Sé
que lo harás — Harry sonrió de lado. Draco frunció el ceño.
—¿Qué
le echaste a mi café, Potter?
—No
dejaré que mi novio se muera intentando salvar a otras personas — el ojiverde
ayudó al rubio a llegar hasta su habitación — Sé que lo lograrás, harás una
grandiosa poción para curar la Gripe Muggle, pero te necesito sano y salvo — lo
recostó en la cama — Llevas dos meses en esta poción y no has descansado ningún
instante.
—Mi
jefe, Pye… — susurró, adormilado.
—Él
entenderá. También es medimago y sabe que las personas necesitan dormir — el
ojiverde le dio un casto beso en los labios — descansa…
—Gracias,
Harry… — Draco se quedó dormido al instante.
Harry frunció el ceño. Si todo se trataba de la Gripa
Muggle, entonces todo este asunto llevaba años. No habían atacado a Malfoy
antes porque había conseguido fabricar la Poción Estabilizadora y de algún modo
pudo contrarrestar los síntomas. Sin embargo; cuando la poción no dio los
resultados esperados fue cuando decidieron atacar. Harry aún no se explicaba el
por qué atacar a Draco cuando éste aún no terminaba la poción. ¿Acaso Draco la había
terminado y los atacantes lo descubrieron?
El ojiverde nuevamente fue invadido por el humo negro
y al consumirse, le reveló un nuevo recuerdo. El último, Harry deseó que fuera
el que necesitaba.
Cinco años atrás…
Harry
dormitaba cuando Draco entró a la habitación. El rubio le sonrió y el ojiverde
se sintió el hombre más feliz sobre la tierra.
—¡Ey,
mira a quién te he traído! — el rubio le
ofreció el pequeño bulto que traía entre sus brazos.
—Es
perfecto — expresó Harry al ver al bebé que sostenía en brazos.
—Se
parece a mí — dejó salir orgulloso el rubio y Harry no pudo negarlo — lo digo
en serio.
El
bebé tenía la piel blanca, el poco cabellito parecía ser de color rubio
platino.
—Hicimos
un buen trabajo, Draco — Harry le sonrió.
—En
cuanto te den el alta, podemos practicar para darle un hermanito, ¿Qué dices? —
el rubio le sonrió descaradamente.
—Digo
que hay bebés presentes — Harry le sonrió — Y me encanta la idea.
Ambos
observaron a su bebé.
—¿Cómo
lo llamaremos?
—Me
gusta el nombre de Scorpius, pero estoy abierto a sugerencias.
El
ojiverde lo pensó un poco.
—Scorpius
será — el ojiverde le sonrió al rubio, luego miró a su pequeño — Bienvenido a
la familia, Scorpius.
Abrió los ojos de golpe. Harry se encontraba nuevamente
en la habitación de San Mungo y Draco Malfoy dormía profundamente.
—¡Demonios! — el ojiverde maldijo. Se sentía
frustrado. No había conseguido entrar en el recuerdo del ataque, tendría que
esperar tres meses para poder realizar nuevamente el hechizo.
—Eso me dice que no has conseguido el hechizo — opinó
Theodore, revisando los signos vitales de Draco — Era de suponerse, Potter.
Hubiera sido extraordinario que lo consiguieras a la primera.
—Lo sé. Al menos tengo más información de la Gripa
Muggle.
Theodore parpadeó un par de veces.
—En realidad… un poco más sobre los atacantes. Tienes
razón, buscaban esa poción. ¿Sabes si Draco consiguió fabricarla? Lucius
mencionó sobre un prototipo, ¿será de esa poción?
—Es probable, aún así el prototipo no funcionará.
Draco es el único que sabe cómo aplicarla.
—Es una poción, lo lógico sería tomarla.
—Esa es la cuestión, la poción que realizaba Draco no
era bebible, solo sé eso. Si logro conseguir todos los apuntes de sus estudios
podría terminarla, pero no confirmo nada. Draco siempre se las ingeniaba para
que sus pociones no fueran fabricadas por otras personas.
—Cierto, siempre ocultaba un ingrediente en sus
recetas, y él era el único que sabía cuánto y cómo se aplicaba a la poción.
—Por eso iban tras de Draco — reflexionó Nott — Fueron
a mi departamento tras la poción y a la mansión Malfoy tras Draco.
—Esas no son buenas noticias — Harry tenía un
semblante serio — Los atacantes tienen algo en común: un familiar, un amigo o
alguien cercano a ellos enfermo de la Gripa Muggle.
—Y están al tanto de la forma de trabajar de Draco —
Theodore entornó los ojos — Debe de haber un espía en San Mungo.
—“Infiltrados en el ministerio. No confíes en nadie” —
murmuró el ojiverde.
—¿Cómo dices?
—Alguien me envió una nota advirtiéndomelo. Y estoy
casi seguro que fue la misma persona que envió aquel mensaje previniéndonos del
ataque del colegio.
—¿Alguien de los atacantes nos ayuda?
—O es un rehén — el ojiverde reflexionó — Esta persona
descubrió el complot y la capturaron… y ahora nos ayuda.
—Y está en peligro, si llegan a descubrir que nos está
informando…
—Debemos identificar a los atacantes y al informante.
—No será sencillo. Si lo que decimos es cierto. El
ministerio y San Mungo no son seguros, tal vez hasta nos estén vigilando en
este preciso momento.
Harry analizó las palabras de Nott.
—Te seré sincero, Potter. No dudo que incluso en tu
equipo haya un infiltrado.
—Lo he pensado. Solo confío en Ron. Y él será el único
al que ponga al tanto de todo esto que hemos descubierto. Ya no hablaremos de
este asunto en ningún otro lugar que no sea Grimmauld Place.
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Cuando públicas otro capítulo?? ? Deseo leer más!. Graciasss
ResponderEliminar*Aivy.
Trato de actualizar cada semana, pero con tantas cosas que tengo no puedo jejeje
EliminarPero este fin de semana, sin falta subo el siguiente capitulo :)
Besos
PISLIB n_n