jueves, 5 de abril de 2018

Capitulo Nueve: Theodore Nott.

No me olvides…


Capitulo Nueve: 

Theodore Nott.




“Infiltrados en el ministerio. No confíes en nadie.”
Harry leyó una y otra vez. Dos meses atrás había recibido esa carta y aún no encontraba a los infiltrados. Comenzaba a sospechar que era una clase de truco para desviarlo de su objetivo, sin embargo, no podía negar el hecho que efectivamente, en el ministerio ocurrían cosas sospechosas.
Decidió no decir nada con respecto a la carta y comenzó hacer sus propias investigaciones, no había conseguido nada pero eso no significaba que nada pasara.
Las cosas con Ginny habían parecido normalizarse, al menos ya no se trataban con resentimientos, habían hecho una especie de tregua y llevaban una relación más llevadera. A Harry le alegraba que la relación que mantenía la pelirroja con Scorpius no hubiera cambiado y que su pequeño hubiera tomado las cosas con calma con respecto a la verdad de su procedencia, aunque eso no significara que Scorpius no preguntara por su otro padre en cuanto tenía oportunidad.
El asunto de Draco era más complicado. No podía evitar bajar sus barreras cuando se encontraba a solas con él, a pesar que el rubio aún se encontraba en coma. Tenía tantas dudas, tantas preguntas qué hacer pero en cuanto Nott y él se acercaban a temas peligrosos con respecto a Draco, Zabini y Severus, el propio Harry cambiaba de tema. No se sentía preparado para escuchar esa verdad que tantos años había estado huyendo.
Harry acarició la mano de Draco, quien seguía aparentemente dormido. Lo observó detenidamente, sin cortar el contacto.
—Tienes que despertar, Draco — murmuró— tus hijos te necesitan… yo te necesito.
Theodore entró en la habitación y el ojiverde rápidamente quitó su mano de la del rubio.
—Potter — saludó el recién llegado, el aludido asintió.
—¿Algún avance?
—Por desgracia, ninguno. Draco sigue igual.
En el rostro de Harry se leía la decepción.
—¿Cómo vas con el hechizo? — unas semanas atrás, Harry había descubierto un hechizo para poder indagar en la memoria del rubio. El procedimiento era complicado, el hechizo era muy antiguo y por lo tanto los pasos a seguir requerían no solo de la magia sino de pociones y de cierto tiempo de preparación para el aplicador.
—Estoy en ello, aún no domino la etapa final. ¿Has comenzado a suministrarle las pociones?
—Desde ayer.
—Excelente. En dos semanas comenzaré a aplicarle el hechizo de inicio.
Theodore lo escudriñó con la mirada.
—Potter, ¿estás seguro de hacerlo?
—Por supuesto — respondió, firmemente —me estoy preparando y me aseguraré de…
—No me refiero a eso — aclaró — vas a entrar en los recuerdos de Draco. Debes estar consciente que los recuerdos serán aleatorios. Desde la infancia de Draco hasta los tiempos de Hogwarts e incluso de los tiempos donde tú y él estuvieron en el juicio — el ojiazul lo miró fijamente, Harry parecía estar sumido en sus propios recuerdos — verás cosas que tal vez no quieras ver.
—Lo sé — el ojiverde se puso de pie — seré objetivo. No te preocupes, haré mi trabajo.
Harry salió de la habitación. Theodore se quedó de pie, observando al rubio.
—Llegó la hora, Draco. Potter se enterará de la verdad.

*****

Theodore sacudió un mueble quebrado, a pesar que el ataque había ocurrido dos meses atrás, aún tenía algunas cosas que acomodar. El cuarto en donde se encontraba en esos momentos en un tiempo atrás Draco y él solían usarlo de laboratorio, los atacantes parecieron tener especial interés en éste al juzgar por los daños causado. El ex Slytherin aún continuaba ordenándolo, prefirió hacerlo al estilo muggle para obtener alguna pista de la poción en la que los atacantes tenían interés. Hasta el momento no tenía alguna.
Entre las cosas tiradas encontró una fotografía en donde se encontraban él, Luna y una Lizzy de meses de edad. Se dejó caer en la silla más cercana, contemplando la imagen. Aún no podía creer que Luna se hubiera ido lejos por una investigación que a estas alturas él consideraba ridícula. Entendía a la rubia y la había aceptado y amado con todas sus extravagancias, pero la excusa que tenía para su viaje era absurda. Ella podría ser muchas cosas pero Theodore sabía que para Luna nada era más importante que su familia. ¿El ataque tendría alguna relación con su inesperada decisión de irse a investigar?
—Papi…  — la voz de Lizzy lo interrumpió en su análisis.
—Lizzy — el ojiazul fue a su encuentro —¿Qué pasa? — preguntó al verle pequeños rastros de lágrimas.
—Tuve un sueño feo — gimió, abrazándolo.
El castaño la cargó, llevándola hasta su habitación. Después del ataque, decidió que Lizzy durmiera con él a modo de precaución.
—Papi, ¿regresarán los hombres malos? — interrogó.
—No lo harán — le aseguró.
—Ese señor quería matarte, ¿Por qué quería matarte, papi? — Lizzy amenazó con llorar.
—No quería matarme… solo… solo quería asustarnos —el ojiazul trató de ocultar su enfado hacia los atacantes —Estaban buscando algo. No te preocupes, Lizzy. Ya no regresarán. Lo prometo — la acostó en la cama.
—¿Y mamá?, ¿y si le hacen daño a mamá?
—Ella está a salvo, está muy lejos de aquí —el castaño le mostró una sonrisa tranquilizadora — Descansa, princesita.
La pequeña se aferró al cuerpo de su padre, tratando de dormir. Theodore por su lado, se sumió en el recuerdo del ataque.

—¡Ya está lista la comida! — era su día libre en el trabajo, le había prometido a su hija llevarla a Hogsmeade a comprarle unas cuantas golosinas y después visitar el callejón Diagon para comenzar a surtir la lista de útiles escolares.
—¡Papá, papá! — Lizzy se sentó en su lugar de la barrita — ¿podemos comprar grajeas de todos los sabores? También quiero regaliz, dulces de calabaza y…
—Son demasiadas golosinas, ¿no crees? —el mayor se sentó frente a ella.
—Son muy pocas, además le voy a regalar a Severus unas cuantas.
—¿Unas cuantas?
—Está bien, muchas…
Theodore escuchó ruidos de apariciones cerca de donde se encontraban, tomó rápidamente a Lizzy. Se escondieron detrás de la barrita de la cocina tras aplicar un hechizo desilusionador a ambos.
—Papi, ¿qué pasa? — Lizzy se asustó. El mayor le hizo una señal de silencio.
—Pase lo que pase no haremos ruido, ¿de acuerdo? — la pequeña asintió, asustándose más.
Desde su posición, Theodore pudo ver a dos hombres enmascarados, aprovechando que éstos no sabían su ubicación activó la alarma silenciosa de intrusos que avisaba a los aurores. Era la primera vez que recurría a ésta, esperaba que la ayuda no demorara en llegar.
—¡Ustedes, vayan al laboratorio! — ordenó el más alto. El castaño supo en esos momentos que eran más de dos atacantes — Nott — llamó, haciendo respingar a Lizzy — Sé que estás aquí, puedo sentirte maldito asqueroso mortífago.
El ex Slytherin estudio la situación, podía atacar y ganarle fácilmente al atacante que lo llamaba, pero no podía asegurar de los demás, no sabía con exactitud cuántos había. Una explosión proveniente de las habitaciones lo hizo retroceder.
—Papá… — susurró Lizzy, aferrándose a él.
Una nube de polvo invadió lentamente el pasillo que conducía hacía las habitaciones.
—¡No hay nada aquí! — gritó un segundo enmascarado.
—¡Sigue buscando! —ordenó el más alto.
—Hay que esperar a Nott — sugirió, en el fondo se escucharon nuevas explosiones.
—No es necesario, él está aquí — sonrió malicioso — puedo sentirlo…
—Encuéntralo, seguiré buscando — el segundo enmascarado se desapareció entre la nube de polvo.
—Vamos, Theodore… sal de donde te encuentres… quiero jugar contigo — el enmascarado recorrió con la mirada el lugar, se dirigió hacia la cocina — prometo hacerte mucho daño. Te arrancaré lentamente los brazos y las piernas — lanzó un hechizo hacia la alacena, trozos de vidrios cayeron muy cerca de donde se encontraba Nott y su hija — después, abriré tu estómago y arrancaré tus intestinos y los lanzaré hacia la calle para que se lo coman los animales…
Theodore seguía con la mirada al que hablaba, le apuntó con su varita, esperando el momento indicado para atacarlo.
—Y tu cabeza… — soltó una sonrisa malvada. Sabía que esas amenazas no surtían efecto en el aludido, pero no podía decir lo mismo de la hija. El enmascarado sabía que Theodore estaba con su hija — Disfrutaré sacándote los ojos y…
Ocurrió en un parpadeo…
—¡Papá…! — Lizzy gritó, llorando. Vio cómo su padre se había levantado dispuesto a atacar al enmascarado. El intruso sonrió, triunfante. La pequeña había revelado su posición. Les lanzó un hechizo revelador, seguido de un expulso. Nott logró esquivar el segundo hechizo, pero ahora estaban a la vista del atacante.
—Esto será divertido, ¡Expulso! — Theodore alcanzó a desviar el hechizo, contraatacó.
—¡Expelliarmus! — un segundo enmascarado lanzó, alejando a Nott de su hija.
—¡Papá!
El primer atacante se acercó a Lizzy.
—Dile adiós a papá — le apuntó con la varita.
—¡Nooo! — el castaño se abalanzó sobre él, cayendo ambos al suelo.
El segundo enmascarado lanzó un hechizo directo a la pequeña que fue desviado antes de llegar a su destino.
—¡Aurores! — gritó una voz femenina. Los atacantes se escabulleron rápidamente.

Theodore frunció el ceño. Una voz femenina, esa voz le era vagamente familiar…

*****

Hermione se encontraba sentada frente a la chimenea, la mirada perdida entre las llamas.
— ¿Hermione? — Ron llegó frente a ella — ¿Qué pasa? — limpió las lágrimas.
—Ya no puedo más — gimió — Tengo que decirle la verdad a Harry.
—Hermione, ya hablamos de eso. Malfoy es el único culpable de todo. Nosotros lo único que hicimos fue ayudar a Harry a salir adelante.
—No hablo de eso, hablo de la otra verdad.
El pelirrojo frunció el ceño.
—¿Qué otra verdad?
—Una que involucra a personas inocentes y…
—Hermione… antes que sigas, debes saber algo — el pelirrojo puso semblante serio — Malfoy está en san Mungo, hace meses fue atacado en su mansión, está en coma.
—¡Merlín! ¿Cómo esta Harry?, ¿y Severus?
—Severus está bien, Lucius lo cuida — el pelirrojo suspiró — Harry, él no está bien. No lo quiere admitir, pero aún le importa Malfoy. Se está haciendo cargo del caso y de la recuperación de él.
—Necesito hablar con Harry, tal vez pueda ayudar a sacar a Draco del coma — Hermione se veía ansiosa — Se lo debemos, Ron. Es lo mínimo que podemos hacer por todo lo que le hicimos.
—No lo sé…
—Ron, hemos perdido un hijo por nuestro error, no permitiré que algo malo le pase a los que nos quedan o incluso a ti. No. Es hora de remediar nuestro error.
—De acuerdo — respondió, no muy convencido.

*****

Los tres se encontraban en el patio, estaban en el descanso. Scorpius comía unos chocolates, Lizzy buscaba el postre en su lonchera mientras Severus aún devoraba su torta. Los niños compartían información sobre sus respectivas familias.
—Mi mamá aún está de viaje — comunicó la rubia — está buscando nuevas criaturas mágicas. Y mi papá está ayudando al papá de Severus. Mi papi es el mejor medimago del mundo mágico.
—¿De qué está enfermo tu papá, Severus? — Scorpius vio cómo el ojiverde se entristecía.
—Unos hombres malos atacaron la casa de mi abuelo y mi papi salido herido. No despierta desde ese día…
Scorpius se sentó a su lado y pasó su brazo derecho por los hombros de su amigo.
—No te pongas triste, Severus. Tu papi va a despertar — le aseguró.
—¿Tú crees eso, Scorpius?
—Sí — le sonrió, al ojiverde le pareció ver a su padre en el rubio.
—Además mi papi lo está ayudando, Severus  — recordó Lizzy.
Los tres niños asintieron, satisfechos por sus conclusiones.
— ¿Cómo es tu mamá, Severus? — Scorpius quiso saber.
—Yo no tengo mamá — musitó, el rubio abrió los ojos un poco más.
—¿Ella… está en el cielo?
—No — Severus sonrió, Scorpius frunció el ceño — Yo vengo de dos papás.
El rubio se sorprendió enormemente, ¿Severus también venía de dos papás como él? ¡Eso era genial! Ambos tenían mucho en común, por eso eran muy buenos amigos.
—¿Cómo son tus papás, Scorpius?
—¡Mi papá es auror! ¡Es el mejor auror del mundo! — el rubio habló con orgullo — Y mi mamá…
—¡No estorbes renacuajo! — un niño de cabellera castaña empujó a Severus, tirándole la comida en el proceso.
—¡Oye! — gritó Lizzy, pero el aludido ya estaba lejos para escucharla, aunque lo escuchó perfectamente carcajearse por lo recién hecho.
—¿Estás bien, Severus? — Scorpius preguntó, ayudándole.
—¿Quién es ese niño? Creo que es el mismo de la vez pasada.
—Se llama Frank — respondió Lizzy.
—Es Albert, Lizzy — corrigió el rubio.
—Albert tiene el cabello más corto y hoy no vino a clases.
—¿De qué hablan? – el ojiverde frunció el ceño.
—Son gemelos, Severus — explicó Scorpius — Están en el sexto curso, dos años más y entran a Hogwarts.
—Les gusta molestar a los de primer año — refunfuñó Lizzy.

*****

Agudizó un poco más su oído, estaba segura que los que se encontraban del otro lado de la puerta estaban planeando un nuevo ataque.
—Hoy haremos el ataque, recuerden, la hija de Nott es la que importa. ¡Nada de errores! — Agrandó los ojos.
Los grilletes en sus manos no le permitían moverse demasiado, pero tenía que hacer algo para advertir sobre el ataque. No podía permitir que gente inocente muriera, en especial su familia.

*****

Una nube de polvo lo hizo toser en demasía, con un movimiento de varita hizo desaparecer el exceso de polvo. Se encontraba en su departamento limpiando lo último que le quedaba del destrozo causado por el ataque. Levantó una caja y un par de pergaminos cayeron, Theodore frunció el ceño al reconocer la letra de Draco en éstos.
Era difícil leerlos, estaban manchados de tintas y quemados, uno estaba partido por la mitad. Nott trató de darle sentido a la pequeña grafica que podía apreciar, pudo leer palabras como “fiebre”, “dolor de cabeza”, “niños”, “adultos” y “muggles”.
—Esto es…

Draco y Theodore estaban en el consultorio del primero, ambos analizando las irregularidades de algunos síntomas que habían presentado tres pacientes anteriores.
—Es extraño, Theodore creo que deberíamos investigar más sobre esto.
—Reconozco que es extraño lo que ha ocurrido, pero tal vez se trata del sistema inmunológico de cada mago y…
—¡Eso es! — gritó el rubio haciendo sobresaltar a su compañero — ¡Eres un genio, Theodore! ¿Cómo no lo pensé antes?
—¿De qué hablas? — Draco caminó de un lado a otro.
—El sistema inmunológico, esa es la clave. Tengo que iniciar con los estudios desde ya y replantear mi hipótesis.
—¿Hipótesis? ¿Draco, de qué demonios hablas?
—¡Gripe Muggle!
Sin esperar más, salió rápidamente de su departamento y se dirigió hacia San Mungo.

—¡Por supuesto! — Theodore salió rápidamente de la habitación.

*****

Harry se dirigió hacia la habitación de Draco, se sentía frustrado por no poder perfeccionar el hechizo para poder recuperar el recuerdo y así despertarlo.
—¡Potter!
—¿Nott?
—Sé que poción buscan los atacantes — le confesó en cuanto estuvo frente a él — Gripe Muggle.
Harry frunció el ceño, recordando  algo sobre eso.
—Hasta donde sé, Draco solo pudo realizar la Poción Estabilizadora y no fue muy efectiva.
—Él estaba haciendo  lo posible para encontrar la cura.
—Lo sé — el ojiverde lo sabía perfectamente, eso sucedió cuando aún vivían juntos.
—Lo siguió intentando, incluso cuando le retiraron los recursos — confesó Nott — Tal vez logró hacerla y los atacantes lo descubrieron.
—Eso reduce la lista de sospechosos, Nott — “y la de los traidores”, pensó.
Una luz brillante apareció frente a ellos, Theodore y Harry sacaron sus respectivas varitas, dispuestos a atacar.

Atacarán el Colegio Mágico, no hay tiempo que perder, Harry date prisa.

Ambos muchachos intercambiaron miradas, al ex Slytherin se le hizo conocida la voz.
—¿Qué fue eso? — preguntó, desconcertado.
—No lo sé, pero haré caso a la advertencia sea cierta o falsa. Tú quédate aquí, vigila a Draco, te mandaré a alguien.
Harry fue corriendo hacia la salida mientras avisaba a su equipo sobre el ataque hacia el colegio.

*****

Cuando Blaise y compañía llegaron al colegio, éste se encontraba rodeado por aurores.
—¿Qué demonios pasa aquí? — expresó Pucey.
—Alguien les ha advertido — Pansy llegó hasta con ellos — Justin y yo hemos rodeado el perímetro, todo está cubierto por aurores.
—Debemos abortar la misión — ordenó Blaise.
—¿Qué?
—No debemos ser descubiertos, hasta ahora no saben quiénes somos y eso debe continuar así — explicó — Son demasiados aurores.
—Podemos con ellos.
—Y para cuando lo logremos, ya no estará el objetivo.
—¿Dejaremos ir esta oportunidad? — Pucey señaló hacia donde se encontraba su objetivo, siendo custodiado especialmente por Harry Potter.
—Habrá más, ahora regresemos.
A regañadientes, todos se fueron del lugar. Antes de desaparecer, Blaise siguió con su mirada a Severus, quien era custodiado por Lucius.




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