lunes, 26 de diciembre de 2011

Capitulo Veintiséis: La historia de Dennis

El muchacho de ojos tristes



Capitulo Veintiséis: La historia de Dennis


[Teddy]

Ha transcurrido una semana desde que hablamos con el Licenciado Olsen, parece ser que las cosas vuelven a su curso “normal”. En cuanto a Spencer y el señor Cooper, por fin ya no volverán a estar más en nuestras vidas y me alegra saberlo, ya que mi hermano parece estar reponiéndose, lo he observado más tranquilo. Aunque en algunas noches me preocupa, es decir… no es muy común que se caiga de la cama. Y últimamente sucede muy seguido.
De ahí en fuera todo va muy bien. El nutriólogo nos ha dicho que ya he recuperado mi peso ideal, pero aún así no debo abandonar la dieta. También, me alegra enormemente que Sebastián nos visite más seguido en casa.
Y por último, he vuelto al colegio y tuve que poner una dosis extra a los deberes para ponerme al corriente, aunque debo confesar que Dennis me ha ayudado mucho. Demasiado.
-¿Me estas escuchando? – la voz de mi mejor amigo me saca de mi ensimismamiento. Ambos estamos en la sala de estar de su casa.
-¿Qué?
-¡Estas otra vez en la nubes, Ted! – exclama poniendo los ojos en blanco.
-Lo siento – me disculpo - ¿Qué tal un descanso? – le propongo con una de mis sonrisas con la cual consigo lo que siempre quiero… o al menos funcionan con Konny.
-De acuerdo – cede mi amigo - ¿Hoy no vas al Lemus Cinema? – me pregunta, mientras me ofrece un vaso con agua.
-No, empezaré a ir la próxima semana, siempre y cuando mi hermano vea mejoría en mis calificaciones – le aclaro.
-¿Estas emocionado? – me pregunta sentándose a mi lado.
-No, ¿debería estarlo? – parpadeo nervioso.
-Yo lo estaría – deja salir distraídamente.
Me le quedo viendo mientras frunzo el ceño, ¿Por qué él estaría emocionado? ¿Por estar trabajando? ¿O por estar cerca de Konny? ¿Al caso a Dennis le gusta mi hermano?
-Emh… es decir, ha de ser interesante poder trabajar con tu hermano – se sonroja al ver que esta vez no aparto mi mirada de él – lo que quiero decir es que…
-¡Te gusta mi hermano! – dejo salir fastidiado.
-¡No! – Prácticamente lo grita, mientras se pone de pie – quise decir que, cuando uno tiene un hermano, ha de ser interesante trabajar en un proyecto juntos. Tú tienes suerte de tener uno, en cambio yo… bueno…
-Lo siento.
Me disculpo. Esta vez creo que he metido “la pata”. Dennis siempre que tiene oportunidad habla de mi hermano, yo creía que era porque le gustaba. Ahora me doy cuenta que no es así. Mi amigo en una ocasión me contó que a él le hubiera gustado tener un hermano, ya que sus padres todo el tiempo se la pasan viajando y lo dejan a cargo de su tío. Y que un hermano sería de gran compañía.
-Tienes suerte de tener un hermano Ted, no deberías tratarlo como lo haces – me dijo en una ocasión.
Ahora comprendo el porqué lo decía. Cuando Konny estuvo en el hospital, me sentía verdaderamente perdido, sin él no sé qué hacer. Debería escuchar más seguido a Dennis y hacer menos caso de mis impulsos.
-No te preocupes – deja salir Dennis, sentándose nuevamente a mi lado - ¿Algebra? – me pregunta mientras me señala el libro de esa materia. Exhalo profundamente.
-Claro – dejo salir.
Ejercicios por aquí y por allá. Tantos números y letras me hacen frustrar. Veo a mi mejor amigo, caminar de un lado a otro, siempre hace eso cuando se atora en algún ejercicio, según él es para “despejar la mente y encontrar una posible solución”.
Lo observo atentamente y me he percatado de algo. Dennis me ha hablado de su familia, pero nunca me ha dicho nada sobre los amigos que tenía antes de mí… o de sus novias.
-¿Has tenido novia? – le pregunto de pronto, haciendo que deje caer bruscamente su libro.
-¿Cómo dices? – parpadea nervioso a la vez que detiene su caminata.
-Que si has tenido novia – le repito, viéndolo directamente a los ojos.
-No… — me responde con un sonrojo en las mejillas.
De alguna manera su respuesta me tranquiliza, es decir, al menos no soy el único que no ha tenido novia. Y quien sabe… tal vez Dennis sea como yo.
 -En realidad… sí  tuve una novia – me confiesa al final.
Por unos segundos creí que a Dennis le gustarían los chicos, igual que a mí y eso de alguna manera me agradó. Sin embargo, ahora no sé porqué su respuesta me ha decepcionado.
-¿Hace mucho de eso? – le pregunto distraídamente.
-Un año – me responde sentándose nuevamente a un lado de mí. De pronto su semblante cambia.
-¿Tan mal te fue? —le pregunto con algo de curiosidad.
-No… — murmura sonrojado — ella… ella era, es mi mejor amiga – me confiesa.
-¿Hiciste a tu mejor amiga… tu novia? – le pregunto entornando los ojos.
Asiente con la cabeza.
-Clásico ¿no? – me dice con una sonrisa forzada.
-¿Por qué terminaron? – Lo veo fijamente a la cara, Dennis desvía la mirada, mientras se rasca la cabeza – si se puede saber, claro – agrego rápidamente.
-Digamos que… confundí los sentimientos – murmura.
-¿Cómo que…?
Ni siquiera sé cómo formular esa pregunta. Es decir, ¿cómo puede alguien confundir los sentimientos? 
-¿Terminaste con ella? – aventuro.
-En realidad, fue ella quien terminó conmigo – lo dice sonriente, como si se estuviera acordando de algo.
-La debiste de querer mucho para que ahora te estés riendo – dejo salir sarcástico.
-Aún la quiero, ya te dije que es mi mejor amiga… o eso creo.
De pronto me siento un poco irritado por no saber bien lo que me quiere decir.
-Dennis, sinceramente me confundes – le digo mientras muevo la cabeza negativamente - ¿es o no es tu amiga? 
Más que preguntarle, pareció una orden.
-Ella se fue hace meses sin decirme nada, sin despedirse… - de pronto Dennis se pone triste. Me muerdo el labio inferior.
-Lo siento – le digo – yo solo…
Lo veo detenidamente, es la primera vez que lo veo de esa manera y definitivamente no me agrada. Llevo mi mano torpemente a su brazo.
-No te pongas así, Dennis – le pido – de haber sabido que te ibas a poner así, bueno… — ¡Ni siquiera sé que decirle!
-No te preocupes – me dice recomponiéndose – lo siento.
-Discúlpame tú a mí, tienes razón, soy un tonto – confieso abrumado – si no querías hablar de ella…
-Sally – me corrige. Enarco una ceja – se llama Sally.
-De acuerdo – dejo salir un poco confundido.
-¿Volvemos al Algebra? – me propone. Asiento pesadamente, pues no tarda en llegar mi hermano por mí.
Sin embargo, me ha quedado la espinita de saber más sobre esa tal Sally.

En el transcurso de regreso a casa, no he dejado de pensar en esa Sally. ¿Cómo es posible que haya dejado a mi amigo? Es decir, Dennis es un gran chico, además se nota que él la quiere mucho, a pesar de cómo lo trató. No sé muy bien los detalles de su rompimiento, pero me imagino que fue muy mala con él. Con solo saber que no se despidió de él al irse, me puedo imaginar lo otro. Ha de ser una de esas chica/bruja que van por la vida rompiendo corazones.
-¿Estás bien? – la voz de mi hermano me saca de mis pensamientos.
-¿Qué dices? – volteo a verlo, él enarca una ceja.
-No has dicho nada en todo el camino – me dice mientras sigue conduciendo.
-Solo pensaba – dejo salir nerviosamente – es sobre un proyecto que tengo pendiente – en realidad no le he mentido, simplemente he decidido decirle una cosa distinta. Además no todo el tiempo voy a estar contándole mis cosas.
-¿Qué proyecto? – me pregunta en cuanto llegamos a la cochera de la casa.
-Es un experimento para la clase de ciencias – salgo del auto.
-¿El del “Frijol”?
-Sí – le confirmo mientras entramos a la casa.
-Si necesitas ayuda solo dime ¿de acuerdo? – me dice mientras se dirige hacia la cocina.
-Lo haré – le comento en cuanto estoy al pie de las escaleras que conduce a las habitaciones – voy por las cosas – pongo un pie en el primer escalón, pero enseguida me detengo - ¿Sebastián va a venir? – le pregunto ya que últimamente ha estado viniendo y se ha quedado a cenar.
-En unos momentos más llega – me confirma mi hermano.
Subo rápidamente a mi habitación, dejo sin cuidado la mochila en el primer lugar que encuentro. Bajo hacia la cocina prácticamente corriendo, comienzo a buscar de un lado a otro el material que ocuparé para el experimento. Un frasco de vidrio, frijoles, algodón, agua.
Lali me dice algo sobre no dejar los cajones abiertos o algo así, no lo sé. Salgo rápidamente de la cocina y me dirijo hacia la sala de estar, donde Konny se encuentra sentado con un montón de oficios a su alrededor. Dejo las cosas que he traído de la cocina para subir rápidamente a mi habitación nuevamente, ya que me he olvidado de las hojas blancas que ocuparé para escribir las observaciones.
Cuando vuelvo a bajar de mi habitación, Lali me aborda al final de las escaleras diciéndome sobre los cajones abiertos, así que me dirijo hacia la cocina para cerrarlos. ¿No podía hacerlo ella misma? Obviamente no se lo he dicho, si lo hago me veré envuelto en un sermón sobre “responsabilidad”, ya me ha ocurrido. Esta vez no tengo tiempo para sermones, Sebastián no tarda en llegar.

Me siento frente a Konny para comenzar con el experimento. Segundos después, Sebastián llega. Nos saluda e inmediatamente se enfrasca en los contratos que tienen que renovar.
-¿Cuándo llegará tu compañero? – me pregunta mi hermano, en cuanto termino de esterilizar el frasco.
-¿Qué compañero? – le pregunto confundido.
-Con el que vas hacer el experimento – me aclara. Frunzo el ceño.
-No tengo compañero. Es individual el trabajo.
-¿En serio? Cuando me tocó hacerlo, el profesor nos hizo hacerlo con nuestros compañeros de…
-¿Le renovaremos el contrato a la señora Campa? – interrumpe de pronto Sebastián.
Parpadeo un par de veces ¿Es mi imaginación o Sebastián se ha puesto un poco nervioso? De pronto la conversación que tuvimos semanas atrás se me viene a la mente (1). Seguramente el comentario de Konny le recordó a su compañero de laboratorio, del cual por cierto, aún sigue enamorado.
Estoy de acuerdo con Sebastián, yo tampoco quiero hablar de eso, no creo estar preparado para escuchar cómo demonios se divertía él y su compañero de laboratorio, mientras hacían el trabajo.
-No es tan difícil después de todo – comenta mi hermano reanudando la conversación – podrás hacerlo solo.
Por supuesto que puedo hacerlo solo, no necesito de alguien, aunque para la parte teórica…
-Aunque necesitaré ayuda para las malditas observaciones.
-Ese tono Teddy – gruñe mi hermano.
-Como sea – dejo salir sin importancia - ¿me ayudarás?
-Seguro, aunque las observaciones las hizo Sebastián.
-¿Cómo que…?
Sebastián carraspea, murmurando algo sobre una nueva contratación para el área de Seguridad.
Recuerdo que Sebastián dijo que él había hecho las observaciones, lo que me sorprende es que mi hermano esté al tanto de esto, supongo que al ser mejores amigos, tiene algo que ver.
-¿Recuerdas cómo te exasperabas cuando no te salían los dibujos? – le pregunta sonriente mi hermano, me imagino que recordando los mentados dibujos y… ¡Un momento! ¿Cómo Konny sabe ese detalle?
-Emh… no mucho – dice cortante Sebastián - ¿Nos enfocamos en los contratos?
Mi hermano frunce el ceño ligeramente, yo hago lo mismo. Definitivamente algo no cuadra.
-¿Se reunían los cuatro para hacer el experimento? – le pregunto confuso a Sebastián. El cual se ha tensado en demasía.
-¿Cuáles cuatro? – ahora el confundido es mi hermano – el experimento lo hicimos con nuestros compañeros de laboratorio.
-Cierto – intervino Sebastián - ¿El contrato con el señor Tsusuki lo retomarás tú? – nuevamente desvía el tema.
Ambos se vuelven a enfrascar en su conversación. Sin embargo no pienso quedarme con la duda, porque desde hace rato que no entiendo nada.
-¿Cómo sabes que Sebastián se exasperaba con los dibujos sino se reunían los cuatro?
-Porque Sebastián…
-Le enseñaba los dibujos después – nuevamente interrumpe.
-Pero Konny ha dicho que te exasperabas mientras los hacías – le recalco.
-Sebastián y yo en ese tiempo no teníamos compañeros de laboratorio, así que nos asignaron juntos para hacer el experimento – me dice Konny – No es tan difícil de entender Teddy.
Solo fue cuestión de segundos para sumar dos más dos y entender el gran misterio.
-¡Qué! – prácticamente grito, mientras me levanto bruscamente. Mi acción los hace sobresaltar a ambos.
Solo veía sus labios moverse cuando leía sus escritos, las muecas que hacia cuando algo no le parecía, su sonrisa al ver mis dibujos”.
-¡Tú! – señalo a mi hermano, el cual frunce el ceño.
Ahí me di cuenta que no solo me gustaban los chicos… sino ese en especial, estaba enamorado.”
-¡¿Es él?! – le pregunto a Sebastián, esperando a que me lo niegue, pero él solo baja la mirada confirmándolo.
“No se lo dije. Hice algo mejor. Lo besé”
-¿Por qué? – le pregunto fastidiado.
-¿De qué hablan? – quiere saber Konny.
-¡Cállate! – le grito, él frunce el ceño desconcertado.
-No uses ese tono en mí – me advierte.
-¡Tú tienes la culpa! ¡¿Por qué demonios siempre eres tú?!
Todo el resentimiento que venía acumulando por años comienza a salir a flote.
-¿De qué hablas? – me dice desconcertado.
-¡Nunca te das cuenta de nada! ¡Ya estoy cansado de ti! – Escucho que Sebastián me llama, pero no le hago caso - ¡Siempre eres tú! ¡Maldita sea!
-¡Ted!
-¡¿Por qué a él?! – Le vuelvo a preguntar a Sebastián ignorando por completo a Konny – ¿Por qué precisamente él? 
-¿De qué demonios  hablan?
-¡Del maldito beso! – salpico con enojo. Konny entorna los ojos - ¿no me lo pensabas decir? ¡Y tú que me decías que fuéramos sinceros y no sé qué demonios!
Mi hermano me observa desconcertadamente, fue cuestión de segundos para que él también sumara dos más dos y darse cuenta de lo que hablo. Voltea con Sebastián.
-¿Le dijiste?
-¡Al menos él fue sincero conmigo! No cómo tú ¡¿Cuándo pensabas decirme que eras un maldito desviado?!
-¡Ted! – me grita Sebastián. Voltea a ver a mi hermano – Konny…
Konny retrocede un paso, mientras desvía la mirada.
-Ahora entiendo porque Spencer te buscó a ti. Debiste haber disfrutado sus visitas nocturnas.
-¡Ted, basta! – me reclama Sebastián. Nuevamente se dirige con mi hermano – Konny, él no… ¿Konny?
Mi hermano comienza a retroceder sin siquiera decir palabra alguna, puedo ver cómo su respiración a comenzado a acelerarse.
-Discúlpate con él – me dice Sebastián. Lo ignoro.
Konny murmura algo incompresible. Se da la vuelta para dirigirse hacia el jardín, seguramente para esconderse en el sótano.
-¿Por qué has hecho eso? – Puedo notar a Sebastián molesto - ¡tienes que disculparte con él!
-¡No lo voy hacer! – Le digo enfadado – estoy cansado que todo el mundo siempre prefiera a Konny antes que a mí. Spencer, Lali, la doctora Helen, tú.  ¡Hasta mi papá lo hacía!
-Eso no es verdad.
-Lo defiendes porque él es tu amigo – dejo salir sentándome en el sofá – y no solo eso, también estas enamorado de él, ahora entiendo muchas cosas – me cruzo de brazos.
-Lo único que sé es que tus palabras fueron muy crueles, Teddy – me dice también cruzándose de brazos – y él en estos momentos está…
Frunzo el ceño al percatarme que se ha quedado en silencio. Volteo a verlo, Sebastián parece haberse sumido en sus pensamientos.
-¿Sebastián?
-El hecho que a tu hermano le gusten los chicos no lo convierte en un desviado – me aclara – te recuerdo que a ti también te gustan los chicos – me dice mirándome directamente – y si mal no lo recuerdo, aún no se lo has dicho.
-No es lo mismo – dejo salir rápidamente. Él niega con la cabeza.
-Siempre andas diciendo que ya no eres un niño. Entonces no te comportes como tal.
Sebastián se levanta y se dirige hacia el jardín, seguramente para buscar a Konny. Siempre es Konny. ¿Por qué demonios Sebastián tenía que enamorarse de mi hermano? ¿Por qué?
Me voy corriendo hacia mi habitación. Entro en ésta y me aviento en mi cama boca-abajo. Los ojos comienzan a picarme, aprieto los labios fuertemente, pero es inútil. He comenzado a llorar.

Unos suaves golpes en la puerta de mi habitación me hacen despertar. Escucho del otro lado de la puerta la voz de mi hermano. Lo ignoro. Volteo a ver al reloj-despertador. Ya es de noche.
El sonido de unos pasos acercarse lentamente hacia mí me indica que a Konny le ha valido un comino si lo quiero o no recibir. Llega hasta mi cama, se sienta a un lado de mí.
-Teddy – me llama mientras me toca el brazo, lo retiro rápidamente. Me doy la vuelta dándole la espalda – Sé que estás molesto por no haberte dicho sobre mi… escucha, lo lamento. No planeaba ocultártelo.
Sigo ignorándolo.
-Y sobre el beso entre Sebastián y yo, no le tomes importancia.
-¿Qué no le tome importancia? – le pregunto incrédulamente, encarándolo. Debo confesar que me sorprendo al verlo ¿Por qué demonios se ha puesto una camisa de manga larga?
-Yo no lo hago y…
-¿Sabías que Sebastián está enamorado de ti? – Konny parpadea nervioso, para mi sorpresa él no se sorprende - ¡Lo sabes!
-¿Qué tiene eso que ver?
-Él se la pasa al pendiente de ti ¿y tú qué haces? ¡Nada! Solo te comportas como un idiota vestido como un… un… – ni siquiera sé cómo describirlo, trae ropa de talla más grande, y el peinado…
-¡Basta, Ted! – me dice apretando los dientes. Se levanta de la cama y comienza a caminar de un lado a otro - ¿Cómo sabes que Sebastián está…?
-¿Enamorado de ti? Él me lo dijo – Konny detiene su caminata – no entiendo cómo pudo haberse fijado en ti, habiendo tantas personas en el mundo y…
-¿Por qué te molesta tanto? – me pregunta de pronto. Parpadeo nervioso. Desvío la mirada – Te gusta… — murmura.
-¿Qué?
-Te gusta Sebastián – me dice viéndome a los ojos.

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2 comentarios:

  1. wow se destapo todo

    el nombre del capitulo, no revelo nada (o casi nada)de dennis queria saber mas jejeje

    espero averiguarlo en el proximo capitulo


    Att:Taeko-kun

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    Respuestas
    1. ahh jajaja es verdad, solo se habló de ''Sally'' pero solo eso jejej XD

      Saludos
      PISLIB n_n

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